Las piezas rotas pueden reponerse una, otra y otra vez.
Es el llamado de la sangre, algo se sacude bajo esa piel carnosa y exige con un rugido que se le permita salir a dar una vuelta.
No lo escuches.
No lo sientas.
No te muevas.
El pecado está por tragarte.
Es el llamado de la sangre, algo se sacude bajo esa piel carnosa y exige con un rugido que se le permita salir a dar una vuelta.
No lo escuches.
No lo sientas.
No te muevas.
El pecado está por tragarte.
Las piezas rotas pueden reponerse una, otra y otra vez.
Es el llamado de la sangre, algo se sacude bajo esa piel carnosa y exige con un rugido que se le permita salir a dar una vuelta.
No lo escuches.
No lo sientas.
No te muevas.
El pecado está por tragarte.
