La habitación está iluminada por la luz cálida del atardecer filtrándose por la ventana. Emi está recostada en el sillón de terciopelo oscuro, una pierna cruzada sobre la otra, dejando que la tela se deslice con intención. Lleva puesta una camisa suelta que apenas cubre lo suficiente, y las medias de red abrazan sus muslos con descarada elegancia.

Con su teléfono en mano, toma una foto desde su ángulo favorito, donde solo se ven sus piernas y el inicio de sus muslos. Luego, sin mirar, murmura con una sonrisa perezosa:

"Medias negras, piernas peligrosas, intenciones no tan inocentes."

Levanta la vista, sus ojos brillando como si ya supiera que alguien está mirando... o deseando hacerlo.
La habitación está iluminada por la luz cálida del atardecer filtrándose por la ventana. Emi está recostada en el sillón de terciopelo oscuro, una pierna cruzada sobre la otra, dejando que la tela se deslice con intención. Lleva puesta una camisa suelta que apenas cubre lo suficiente, y las medias de red abrazan sus muslos con descarada elegancia. Con su teléfono en mano, toma una foto desde su ángulo favorito, donde solo se ven sus piernas y el inicio de sus muslos. Luego, sin mirar, murmura con una sonrisa perezosa: "Medias negras, piernas peligrosas, intenciones no tan inocentes." Levanta la vista, sus ojos brillando como si ya supiera que alguien está mirando... o deseando hacerlo.
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados