Morfeo trataba de explicar lo que él veía en los humanos a su creación, Corintio. 

— No son nada — respondió Corintio y se inclinó hacia Morfeo.

— No le temen a las pesadillas, es miedo a que sus sueños los delaten.—

Morfeo giró ligeramente el rostro. Sabía que Corintio entendía a los humanos desde otro ángulo. Él no los protegía. Él los acechaba.

—Sueñan con lo que no se atreven a desear en voz alta —dijo Morfeo. —Con lo que niegan mientras viven. —

—Y yo —agregó Corintio con una sonrisa afilada— sueño con lo que niegan mientras duermen.—

Hubo un momento de silencio. El tipo de silencio que pesa más que el tiempo.

—Son criaturas rotas —dijo Morfeo finalmente.

—Y sin embargo, cada noche intentan reconstruirse con pedazos de imaginación.—

—¿Y eso los hace bellos para ti? —preguntó Corintio, casi con desprecio.

—No —respondió Morfeo—. Eso los hace… míos. —

—A veces creo que tú los amas. Y a veces creo que solo los necesitas —aseguró Corintio.

Morfeo no respondió. Su mirada permanecía en sus anotaciones que hacía en el libro, pensativo en esas últimas palabras. 
Morfeo trataba de explicar lo que él veía en los humanos a su creación, Corintio.  — No son nada — respondió Corintio y se inclinó hacia Morfeo. — No le temen a las pesadillas, es miedo a que sus sueños los delaten.— Morfeo giró ligeramente el rostro. Sabía que Corintio entendía a los humanos desde otro ángulo. Él no los protegía. Él los acechaba. —Sueñan con lo que no se atreven a desear en voz alta —dijo Morfeo. —Con lo que niegan mientras viven. — —Y yo —agregó Corintio con una sonrisa afilada— sueño con lo que niegan mientras duermen.— Hubo un momento de silencio. El tipo de silencio que pesa más que el tiempo. —Son criaturas rotas —dijo Morfeo finalmente. —Y sin embargo, cada noche intentan reconstruirse con pedazos de imaginación.— —¿Y eso los hace bellos para ti? —preguntó Corintio, casi con desprecio. —No —respondió Morfeo—. Eso los hace… míos. — —A veces creo que tú los amas. Y a veces creo que solo los necesitas —aseguró Corintio. Morfeo no respondió. Su mirada permanecía en sus anotaciones que hacía en el libro, pensativo en esas últimas palabras. 
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