Ivory dibuja.
El lápiz, apenas sostenido entre sus dedos, acaricia el papel con una delicadeza ausente, como si fuera el viento de la tibia tarde quien guía los trazos.
Formas abstractas nacen en silencio, sin intención, sin destino; pensamientos que escapan sin ser oídos.
No sabe qué dibuja, ni le importa. Sólo sabe que algo dentro de él necesita salir, aunque sea así, en líneas quebradas y curvas que no llevan a nada.
Sus ojos, perdidos en el vacío más allá del papel, parecen no ver lo que tiene frente a sí. Está, pero no está. La carne permanece mientras el alma ha empezado a desprenderse, lenta, calladamente.
Siente que ya nada lo une a este mundo, ni el peso de la rutina, ni el murmullo de la emoción.
Es una sombra que dibuja, un suspiro atrapado entre el ahora y el nunca.
Y sin embargo, sigue.
El lápiz, apenas sostenido entre sus dedos, acaricia el papel con una delicadeza ausente, como si fuera el viento de la tibia tarde quien guía los trazos.
Formas abstractas nacen en silencio, sin intención, sin destino; pensamientos que escapan sin ser oídos.
No sabe qué dibuja, ni le importa. Sólo sabe que algo dentro de él necesita salir, aunque sea así, en líneas quebradas y curvas que no llevan a nada.
Sus ojos, perdidos en el vacío más allá del papel, parecen no ver lo que tiene frente a sí. Está, pero no está. La carne permanece mientras el alma ha empezado a desprenderse, lenta, calladamente.
Siente que ya nada lo une a este mundo, ni el peso de la rutina, ni el murmullo de la emoción.
Es una sombra que dibuja, un suspiro atrapado entre el ahora y el nunca.
Y sin embargo, sigue.
Ivory dibuja.
El lápiz, apenas sostenido entre sus dedos, acaricia el papel con una delicadeza ausente, como si fuera el viento de la tibia tarde quien guía los trazos.
Formas abstractas nacen en silencio, sin intención, sin destino; pensamientos que escapan sin ser oídos.
No sabe qué dibuja, ni le importa. Sólo sabe que algo dentro de él necesita salir, aunque sea así, en líneas quebradas y curvas que no llevan a nada.
Sus ojos, perdidos en el vacío más allá del papel, parecen no ver lo que tiene frente a sí. Está, pero no está. La carne permanece mientras el alma ha empezado a desprenderse, lenta, calladamente.
Siente que ya nada lo une a este mundo, ni el peso de la rutina, ni el murmullo de la emoción.
Es una sombra que dibuja, un suspiro atrapado entre el ahora y el nunca.
Y sin embargo, sigue.


