— Ya sé, Artto... Perdón por maltratarte antes.

Le había cubierto las heridas con un poco de su saliva y había aprovechado el tiempo para limpiarle la habitación. Ahora la lagartija descansaba sobre sus piernas, mientras ella permanecía sentada en el suelo.

— Sé que es difícil, tú no te canses de mi, ¿sí?
— Ya sé, Artto... Perdón por maltratarte antes. Le había cubierto las heridas con un poco de su saliva y había aprovechado el tiempo para limpiarle la habitación. Ahora la lagartija descansaba sobre sus piernas, mientras ella permanecía sentada en el suelo. — Sé que es difícil, tú no te canses de mi, ¿sí?
Me endiabla
Me shockea
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