Luego de corroborar que su amada seguía profundamente dormida, se dirigió al armario de la habitación y tras estirar las manos sobre la superficie de madera, se hizo con una caja rectangular color blanca decorada con un listón de seda azul cielo. Se había aprovechado de su altura para esconder el obsequio para Elettra allí, aunque el día anterior había tenido algunos sustos que supo disimular al verla pasar por ahi o incluso buscar ropa, por fortuna ella no habia levantando la mirada en esa dirección.

Deposito la caja sobre el colchón, en el sitio que había ocupado junto ella desde la la madrugada al colarse por la ventana para dormir juntos y se dirigió a la puerta cuando los pasos de la madre de Elettra se hicieron presentes. Abrió la puerta y recibió la bandeja con el desayuno para dos personas, estuvo a punto de abrir la boca para pronunciar alguna palabra de agradecimiento pero la mujer, en un gesto de complicidad, lo hizo callar pidiéndole silencio al colocarse el dedo índice en los labios.

Erik esbozo una sonrisa e hizo un suave movimiento de cabeza a modo de saludo para despedirse de ella. Volvió a entrar en la habitación y dejo la bandeja con el desayuno en una pequeña mesa redonda a los pies de la cama, ocupo una de las dos sillas que estaban alredor de esta y tomo el violin para comenzar a tocar la universalmente conocida melodia de cumpleaños.

Lo primero que encontraría Elettra al despertar sería la caja y en su interior, un vestido azul y un nuevo par de zapatillas de ballet.
Luego de corroborar que su amada seguía profundamente dormida, se dirigió al armario de la habitación y tras estirar las manos sobre la superficie de madera, se hizo con una caja rectangular color blanca decorada con un listón de seda azul cielo. Se había aprovechado de su altura para esconder el obsequio para Elettra allí, aunque el día anterior había tenido algunos sustos que supo disimular al verla pasar por ahi o incluso buscar ropa, por fortuna ella no habia levantando la mirada en esa dirección. Deposito la caja sobre el colchón, en el sitio que había ocupado junto ella desde la la madrugada al colarse por la ventana para dormir juntos y se dirigió a la puerta cuando los pasos de la madre de Elettra se hicieron presentes. Abrió la puerta y recibió la bandeja con el desayuno para dos personas, estuvo a punto de abrir la boca para pronunciar alguna palabra de agradecimiento pero la mujer, en un gesto de complicidad, lo hizo callar pidiéndole silencio al colocarse el dedo índice en los labios. Erik esbozo una sonrisa e hizo un suave movimiento de cabeza a modo de saludo para despedirse de ella. Volvió a entrar en la habitación y dejo la bandeja con el desayuno en una pequeña mesa redonda a los pies de la cama, ocupo una de las dos sillas que estaban alredor de esta y tomo el violin para comenzar a tocar la universalmente conocida melodia de cumpleaños. Lo primero que encontraría Elettra al despertar sería la caja y en su interior, un vestido azul y un nuevo par de zapatillas de ballet.
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