Tenlo en cuenta al responder.
"Un día, algo extraño comenzó a suceder. Las almas dormidas ya no recordaban sus sueños. Cada noche era un vacío, un silencio oscuro. El Reino del Sueño empezaba a desvanecerse.
Alarmado, Morfeo descendió a los dominios de su hermano Fobetor, quien gobernaba las pesadillas, y de su otro hermano Fantaso, quien creaba sueños de cosas imposibles. Juntos descubrieron la causa: el Reino del Olvido se estaba expandiendo.
Este reino, gobernado por Lethe, la diosa del olvido, estaba robando los recuerdos de los sueños, absorbiéndolos como niebla al sol. Lethe, cansada de los sueños que dolían, de los que despertaban viejas heridas, quería liberar a los humanos de recordar. Pero al hacerlo, estaba matando la esencia misma de lo que hacía humanos a los humanos: su imaginación.
Morfeo, furioso, pero sereno, se adentró en el Reino del Olvido. Allí, todo era blanco y sin forma. Lethe lo esperaba, con los ojos como lagunas sin fondo.
—Déjalos soñar en paz —le suplicó él.
—No les arrebates lo único que no pueden tener despiertos.—
—Los sueños duelen, Morfeo —respondió Lethe—Y el dolor es mi enemigo.—
—Pero también son la única forma de sanar.— afirmó Morfeo.
Tras una larga batalla no de espadas, sino de símbolos y recuerdos, Morfeo no venció a Lethe, pero logró hacer un pacto. El olvido ya no borraría todos los sueños, solo aquellos que el alma no quisiera conservar. Y desde entonces, los humanos despiertan a veces sin recordar nada, y otras, con fragmentos que los persiguen todo el día."
Alarmado, Morfeo descendió a los dominios de su hermano Fobetor, quien gobernaba las pesadillas, y de su otro hermano Fantaso, quien creaba sueños de cosas imposibles. Juntos descubrieron la causa: el Reino del Olvido se estaba expandiendo.
Este reino, gobernado por Lethe, la diosa del olvido, estaba robando los recuerdos de los sueños, absorbiéndolos como niebla al sol. Lethe, cansada de los sueños que dolían, de los que despertaban viejas heridas, quería liberar a los humanos de recordar. Pero al hacerlo, estaba matando la esencia misma de lo que hacía humanos a los humanos: su imaginación.
Morfeo, furioso, pero sereno, se adentró en el Reino del Olvido. Allí, todo era blanco y sin forma. Lethe lo esperaba, con los ojos como lagunas sin fondo.
—Déjalos soñar en paz —le suplicó él.
—No les arrebates lo único que no pueden tener despiertos.—
—Los sueños duelen, Morfeo —respondió Lethe—Y el dolor es mi enemigo.—
—Pero también son la única forma de sanar.— afirmó Morfeo.
Tras una larga batalla no de espadas, sino de símbolos y recuerdos, Morfeo no venció a Lethe, pero logró hacer un pacto. El olvido ya no borraría todos los sueños, solo aquellos que el alma no quisiera conservar. Y desde entonces, los humanos despiertan a veces sin recordar nada, y otras, con fragmentos que los persiguen todo el día."
"Un día, algo extraño comenzó a suceder. Las almas dormidas ya no recordaban sus sueños. Cada noche era un vacío, un silencio oscuro. El Reino del Sueño empezaba a desvanecerse.
Alarmado, Morfeo descendió a los dominios de su hermano Fobetor, quien gobernaba las pesadillas, y de su otro hermano Fantaso, quien creaba sueños de cosas imposibles. Juntos descubrieron la causa: el Reino del Olvido se estaba expandiendo.
Este reino, gobernado por Lethe, la diosa del olvido, estaba robando los recuerdos de los sueños, absorbiéndolos como niebla al sol. Lethe, cansada de los sueños que dolían, de los que despertaban viejas heridas, quería liberar a los humanos de recordar. Pero al hacerlo, estaba matando la esencia misma de lo que hacía humanos a los humanos: su imaginación.
Morfeo, furioso, pero sereno, se adentró en el Reino del Olvido. Allí, todo era blanco y sin forma. Lethe lo esperaba, con los ojos como lagunas sin fondo.
—Déjalos soñar en paz —le suplicó él.
—No les arrebates lo único que no pueden tener despiertos.—
—Los sueños duelen, Morfeo —respondió Lethe—Y el dolor es mi enemigo.—
—Pero también son la única forma de sanar.— afirmó Morfeo.
Tras una larga batalla no de espadas, sino de símbolos y recuerdos, Morfeo no venció a Lethe, pero logró hacer un pacto. El olvido ya no borraría todos los sueños, solo aquellos que el alma no quisiera conservar. Y desde entonces, los humanos despiertan a veces sin recordar nada, y otras, con fragmentos que los persiguen todo el día."

