Descendió a la tierra, con una paz y sus hombros lejos de tener un peso. Fresca, ligera, caminó por la tierra del gran campo de flores.
Había dejado atrás al Olimpo, se cansó de ser la luz que insistía que fueran ordenados, que respetaran a los nuevos, que se unieran como familia. Mucho cargo, mucha responsabilidad, mucho todo para lo que ella fue: Copera del Néctar.
Dejó su jarrón de nectar en el Olimpo, sintió sus manos frías y ligeras.
Dejó el ruido de todos días.
Dejó de ser una mosca para todos, ella ya no sería quien les recordara de jugar, de divertirse juntos. Ellos lo hacían bien solos, y sin ella.
Creerse el motivo de unión, fue su error. Y el error lo dejó atrás.
Cerró sus ojos, y disfrutó del viento de aquella tarde, lo sintió y sonrió triste.
—Perdonen por no avisar, pero esta sonrisa y alegría que desbordo ya no se sacia con gotas. Yo no nací para ser líder, ya elegí vivir... —dijo claro ante el viento y el cielo.
Había dejado atrás al Olimpo, se cansó de ser la luz que insistía que fueran ordenados, que respetaran a los nuevos, que se unieran como familia. Mucho cargo, mucha responsabilidad, mucho todo para lo que ella fue: Copera del Néctar.
Dejó su jarrón de nectar en el Olimpo, sintió sus manos frías y ligeras.
Dejó el ruido de todos días.
Dejó de ser una mosca para todos, ella ya no sería quien les recordara de jugar, de divertirse juntos. Ellos lo hacían bien solos, y sin ella.
Creerse el motivo de unión, fue su error. Y el error lo dejó atrás.
Cerró sus ojos, y disfrutó del viento de aquella tarde, lo sintió y sonrió triste.
—Perdonen por no avisar, pero esta sonrisa y alegría que desbordo ya no se sacia con gotas. Yo no nací para ser líder, ya elegí vivir... —dijo claro ante el viento y el cielo.
Descendió a la tierra, con una paz y sus hombros lejos de tener un peso. Fresca, ligera, caminó por la tierra del gran campo de flores.
Había dejado atrás al Olimpo, se cansó de ser la luz que insistía que fueran ordenados, que respetaran a los nuevos, que se unieran como familia. Mucho cargo, mucha responsabilidad, mucho todo para lo que ella fue: Copera del Néctar.
Dejó su jarrón de nectar en el Olimpo, sintió sus manos frías y ligeras.
Dejó el ruido de todos días.
Dejó de ser una mosca para todos, ella ya no sería quien les recordara de jugar, de divertirse juntos. Ellos lo hacían bien solos, y sin ella.
Creerse el motivo de unión, fue su error. Y el error lo dejó atrás.
Cerró sus ojos, y disfrutó del viento de aquella tarde, lo sintió y sonrió triste.
—Perdonen por no avisar, pero esta sonrisa y alegría que desbordo ya no se sacia con gotas. Yo no nací para ser líder, ya elegí vivir... —dijo claro ante el viento y el cielo.

