Logro escapar de sus agresores al esconderse detrás de los botes de basura de una pastelería, su rostro hecho papilla, los ojos morados y sangre escurriendo de su nariz, era habitual que Kyo fuera el saco de boxeo de estudiantes más grandes que él.
Y si le decía a sus padres. ¿Qué?. Solo iban a ignorarlo como lo han hecho por tantos años, no quiere volver a casa. Camino por las calles oscuras donde más como él descansan entre cartón, licor y el fuerte olor a orina. Se tapaba la nariz mientras caminaba sin cruzar palabra con nadie.
Con ¥500 en el bolsillo y un estómago gruñendo, se acercó tímido a los pequeños locales pero su apariencia de delincuente daba repulsión. Siguió caminando ★ Yoru no Haha, parecía un lugar mínimamente normal, abierto después de las 12:00 de la noche y sin aparente clientela. Y sus precios no tan exagerados.
— ¿Podré comer al menos una bola de arroz?. — Busco en su bolsillo su último ingreso, se acercó a la puerta corrediza y usando ambas manos la hizo moverse. Su cabeza apenas puede verse a través de la barra de recepción y una mano pequeña se asoma, con una moneda que deja sobre la madera. No habla mucho y evita que le vean la cara manteniendo está siempre abajo.
— Disculpe. ¿Qué puede darme por esto?. — Su voz es suave e infantil pero cargada de pesar. Sigue mirando abajo sin ningún tipo de contacto visual, su playera manchada por suciedad, resopla con la nariz y se limpia con los nudillos la sangre reseca.
Y si le decía a sus padres. ¿Qué?. Solo iban a ignorarlo como lo han hecho por tantos años, no quiere volver a casa. Camino por las calles oscuras donde más como él descansan entre cartón, licor y el fuerte olor a orina. Se tapaba la nariz mientras caminaba sin cruzar palabra con nadie.
Con ¥500 en el bolsillo y un estómago gruñendo, se acercó tímido a los pequeños locales pero su apariencia de delincuente daba repulsión. Siguió caminando ★ Yoru no Haha, parecía un lugar mínimamente normal, abierto después de las 12:00 de la noche y sin aparente clientela. Y sus precios no tan exagerados.
— ¿Podré comer al menos una bola de arroz?. — Busco en su bolsillo su último ingreso, se acercó a la puerta corrediza y usando ambas manos la hizo moverse. Su cabeza apenas puede verse a través de la barra de recepción y una mano pequeña se asoma, con una moneda que deja sobre la madera. No habla mucho y evita que le vean la cara manteniendo está siempre abajo.
— Disculpe. ¿Qué puede darme por esto?. — Su voz es suave e infantil pero cargada de pesar. Sigue mirando abajo sin ningún tipo de contacto visual, su playera manchada por suciedad, resopla con la nariz y se limpia con los nudillos la sangre reseca.
Logro escapar de sus agresores al esconderse detrás de los botes de basura de una pastelería, su rostro hecho papilla, los ojos morados y sangre escurriendo de su nariz, era habitual que Kyo fuera el saco de boxeo de estudiantes más grandes que él.
Y si le decía a sus padres. ¿Qué?. Solo iban a ignorarlo como lo han hecho por tantos años, no quiere volver a casa. Camino por las calles oscuras donde más como él descansan entre cartón, licor y el fuerte olor a orina. Se tapaba la nariz mientras caminaba sin cruzar palabra con nadie.
Con ¥500 en el bolsillo y un estómago gruñendo, se acercó tímido a los pequeños locales pero su apariencia de delincuente daba repulsión. Siguió caminando ★ Yoru no Haha, parecía un lugar mínimamente normal, abierto después de las 12:00 de la noche y sin aparente clientela. Y sus precios no tan exagerados.
— ¿Podré comer al menos una bola de arroz?. — Busco en su bolsillo su último ingreso, se acercó a la puerta corrediza y usando ambas manos la hizo moverse. Su cabeza apenas puede verse a través de la barra de recepción y una mano pequeña se asoma, con una moneda que deja sobre la madera. No habla mucho y evita que le vean la cara manteniendo está siempre abajo.
— Disculpe. ¿Qué puede darme por esto?. — Su voz es suave e infantil pero cargada de pesar. Sigue mirando abajo sin ningún tipo de contacto visual, su playera manchada por suciedad, resopla con la nariz y se limpia con los nudillos la sangre reseca.
