La habitación estaba a oscuras, salvo por el resplandor tenue que se filtraba desde la lámpara antigua del pasillo. A través del umbral entreabierto, una figura se recortaba contra el fondo dorado como una sombra tallada en mármol. Inmóvil. Observando. Como si supiera que ibas a llegar… desde el primer instante.

Sus ojos, dorados como monedas antiguas sumergidas en aceite, se clavaron en ti. No había sorpresa en su rostro. Solo esa intensidad suya, peligrosa y serena, que parecía desmenuzar cada rincón de tu alma.

—Estás tarde —murmuró, con un deje de burla casi imperceptible, pero afilado—. ¿O fue parte de tu plan… hacerme esperar en la penumbra?

Sus manos, elegantemente enguantadas, se entrelazaron frente a su pecho, revelando una sonrisa apenas insinuada en el borde de sus labios.
La habitación estaba a oscuras, salvo por el resplandor tenue que se filtraba desde la lámpara antigua del pasillo. A través del umbral entreabierto, una figura se recortaba contra el fondo dorado como una sombra tallada en mármol. Inmóvil. Observando. Como si supiera que ibas a llegar… desde el primer instante. Sus ojos, dorados como monedas antiguas sumergidas en aceite, se clavaron en ti. No había sorpresa en su rostro. Solo esa intensidad suya, peligrosa y serena, que parecía desmenuzar cada rincón de tu alma. —Estás tarde —murmuró, con un deje de burla casi imperceptible, pero afilado—. ¿O fue parte de tu plan… hacerme esperar en la penumbra? Sus manos, elegantemente enguantadas, se entrelazaron frente a su pecho, revelando una sonrisa apenas insinuada en el borde de sus labios.
Me gusta
Me shockea
Me encocora
5
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados