Siegfried estaba haciendo furor en la ciudad, era un hombre peculiarmente gallardo, elegante y alto, uno que buscaba ocultar aquel penetrante olor de las sustancias para embalsamar con perfumes y aromas a flores.

Los mismo habitantes le pedían tener cuidado, lo llenaban de amuletos, oraciones, plegarias, precauciones y apoyo para que nada le pasara.
Pero después de todo, todos eran ignorantes, puesto que Siegfried no era más que un nombre falso, una fachada falsa y no se diga un rostro robado.

Debajo que aquella imagen, se encontraba un monstruo que había sido mandado con un solo propósito: Conseguir un nuevo cadaver para su empleador, un receptáculo.

Pero no podía ser un cadaver cualquiera, tenía que tener afinidad a aquellas artes oscuras, alguien que pudiera caminar en ambos mundos sin necesidad de depender de la noche, un cetro o varita o...un sacrificio.

Sus viajes le llevaron a aquella ciudad, rápidamente disponiendo al viejo sepulturero y tomando su lugar.

Y ahi, en aquel mausoleo, fue dónde encontró su cadaver perfecto.

Aquella era una noche perfecta para hacer un ritual oscuro sin miedo a ser atrapado.
Siegfried estaba haciendo furor en la ciudad, era un hombre peculiarmente gallardo, elegante y alto, uno que buscaba ocultar aquel penetrante olor de las sustancias para embalsamar con perfumes y aromas a flores. Los mismo habitantes le pedían tener cuidado, lo llenaban de amuletos, oraciones, plegarias, precauciones y apoyo para que nada le pasara. Pero después de todo, todos eran ignorantes, puesto que Siegfried no era más que un nombre falso, una fachada falsa y no se diga un rostro robado. Debajo que aquella imagen, se encontraba un monstruo que había sido mandado con un solo propósito: Conseguir un nuevo cadaver para su empleador, un receptáculo. Pero no podía ser un cadaver cualquiera, tenía que tener afinidad a aquellas artes oscuras, alguien que pudiera caminar en ambos mundos sin necesidad de depender de la noche, un cetro o varita o...un sacrificio. Sus viajes le llevaron a aquella ciudad, rápidamente disponiendo al viejo sepulturero y tomando su lugar. Y ahi, en aquel mausoleo, fue dónde encontró su cadaver perfecto. Aquella era una noche perfecta para hacer un ritual oscuro sin miedo a ser atrapado.
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