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#Rol Privado; Ft. Hiroko
Seis meses y 13 días, su captura fue inédita. Le fallo enormemente al imperio, la vergüenza carcome su psique. Debió, si. Sargeras tenía razón con su premonición y en cuanto desenfundó la espada se vio rodeado.
Uno a uno su escuadrón cayó en las garras de los bárbaros conquistadores. El ruido metálico, los gritos de dolor, la sangre derramada se escapa de sus manos y meramente es su culpa.
La vanidad y el orgullo fueron su condena, Elliot jamás hablo del imperio ni del hombre que los guiaba entre las sombras. Por más que su cuerpo fuera castigado, selló su boca.
La sangre escurría por su mejilla, los grilletes oxidados se incrustan en la piel, dolor, jodidamente doloroso. Las voces que hablaban de su ineptitud eran el peor castigo, jamás volvería a casa y si lo hacía, no llegaría entero eso podía apostarlo.
Antes de cumplir 7 meses de condena un rugido en el exterior lo despertó. Los alarmados bárbaros lanzaron un ataque pero, por el ruido de fondo sabe que lo que está ahí arriba no es un grupo de hombres armados que buscan salvarlo y tampoco quiere adivinarlo. Es su oportunidad, la única quizás, de sobreponerse a su destino.
Los bramidos de las creaturas se avistaron, cuando un guardia sufrió una herida. El tajo lo parte en dos mitades, sangre y vísceras es un escenario poco agradable, el desgarre rompe los barrotes y da por sentado que es su último momento.
— ¡NO!. ¡NO VOY A MORIR DE ESTA MANERA!.— Se levanta, había enfrentando tipo tipo de creaturas pero nunca una como esa. Es un esqueleto cuadrúpedo recubierto por una masa pantanosa, con un olor a putrefacción que revienta sus fosas nasales, ojos rojos y cinco pares de canidos manchados en sangre y carne picada.
No le da tregua para prepararse y se lanza contra Elliot, sus fauces quedan atrapadas entre el hombro derecho y el ojo, que lo explota entre su quijada provocando un ruidoso grito de dolor en Elliot, quien ya débil, se desvanece.
"Que idiota soy... Cómo llegué a pensar que mi hermano vendría a salvarme. Idiota. Idiota... Es mejor así, lo mejor..."
Sus brazos dejaron de luchar y su cuerpo se entregó a la muerte. Pero ni siquiera Elliot conoce lo que su sangre contiene tras el tiempo convivido con Sargeras. En cuanto la creatura le come el ojo, gruñe y se aleja tanto como puede. Tiembla y se derrite por el ácido dejando un camino de puro hueso molido con moho y hierbas podridas.
Se desploma de rodillas. Agotado, nervioso, la respiración acelerada y sin creer aún que las palabras de Sargeras eran ciertas "la protección del mago" funcionó.
Al caer su cuerpo se deja ir contra el suelo, la sangre escurre por su rostro y no hay remedio, se intentó, lo intento. Estaba por desmayarse y ahí fue donde la conoció, una danza y un aroma fresco le hizo levantar la cabeza , su visión empeora y se desmaya con un " estás bien " de por medio.
#Rol Privado; Ft. Hiroko
Seis meses y 13 días, su captura fue inédita. Le fallo enormemente al imperio, la vergüenza carcome su psique. Debió, si. Sargeras tenía razón con su premonición y en cuanto desenfundó la espada se vio rodeado.
Uno a uno su escuadrón cayó en las garras de los bárbaros conquistadores. El ruido metálico, los gritos de dolor, la sangre derramada se escapa de sus manos y meramente es su culpa.
La vanidad y el orgullo fueron su condena, Elliot jamás hablo del imperio ni del hombre que los guiaba entre las sombras. Por más que su cuerpo fuera castigado, selló su boca.
La sangre escurría por su mejilla, los grilletes oxidados se incrustan en la piel, dolor, jodidamente doloroso. Las voces que hablaban de su ineptitud eran el peor castigo, jamás volvería a casa y si lo hacía, no llegaría entero eso podía apostarlo.
Antes de cumplir 7 meses de condena un rugido en el exterior lo despertó. Los alarmados bárbaros lanzaron un ataque pero, por el ruido de fondo sabe que lo que está ahí arriba no es un grupo de hombres armados que buscan salvarlo y tampoco quiere adivinarlo. Es su oportunidad, la única quizás, de sobreponerse a su destino.
Los bramidos de las creaturas se avistaron, cuando un guardia sufrió una herida. El tajo lo parte en dos mitades, sangre y vísceras es un escenario poco agradable, el desgarre rompe los barrotes y da por sentado que es su último momento.
— ¡NO!. ¡NO VOY A MORIR DE ESTA MANERA!.— Se levanta, había enfrentando tipo tipo de creaturas pero nunca una como esa. Es un esqueleto cuadrúpedo recubierto por una masa pantanosa, con un olor a putrefacción que revienta sus fosas nasales, ojos rojos y cinco pares de canidos manchados en sangre y carne picada.
No le da tregua para prepararse y se lanza contra Elliot, sus fauces quedan atrapadas entre el hombro derecho y el ojo, que lo explota entre su quijada provocando un ruidoso grito de dolor en Elliot, quien ya débil, se desvanece.
"Que idiota soy... Cómo llegué a pensar que mi hermano vendría a salvarme. Idiota. Idiota... Es mejor así, lo mejor..."
Sus brazos dejaron de luchar y su cuerpo se entregó a la muerte. Pero ni siquiera Elliot conoce lo que su sangre contiene tras el tiempo convivido con Sargeras. En cuanto la creatura le come el ojo, gruñe y se aleja tanto como puede. Tiembla y se derrite por el ácido dejando un camino de puro hueso molido con moho y hierbas podridas.
Se desploma de rodillas. Agotado, nervioso, la respiración acelerada y sin creer aún que las palabras de Sargeras eran ciertas "la protección del mago" funcionó.
Al caer su cuerpo se deja ir contra el suelo, la sangre escurre por su rostro y no hay remedio, se intentó, lo intento. Estaba por desmayarse y ahí fue donde la conoció, una danza y un aroma fresco le hizo levantar la cabeza , su visión empeora y se desmaya con un " estás bien " de por medio.
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#Rol Privado; Ft. Hiroko
Seis meses y 13 días, su captura fue inédita. Le fallo enormemente al imperio, la vergüenza carcome su psique. Debió, si. Sargeras tenía razón con su premonición y en cuanto desenfundó la espada se vio rodeado.
Uno a uno su escuadrón cayó en las garras de los bárbaros conquistadores. El ruido metálico, los gritos de dolor, la sangre derramada se escapa de sus manos y meramente es su culpa.
La vanidad y el orgullo fueron su condena, Elliot jamás hablo del imperio ni del hombre que los guiaba entre las sombras. Por más que su cuerpo fuera castigado, selló su boca.
La sangre escurría por su mejilla, los grilletes oxidados se incrustan en la piel, dolor, jodidamente doloroso. Las voces que hablaban de su ineptitud eran el peor castigo, jamás volvería a casa y si lo hacía, no llegaría entero eso podía apostarlo.
Antes de cumplir 7 meses de condena un rugido en el exterior lo despertó. Los alarmados bárbaros lanzaron un ataque pero, por el ruido de fondo sabe que lo que está ahí arriba no es un grupo de hombres armados que buscan salvarlo y tampoco quiere adivinarlo. Es su oportunidad, la única quizás, de sobreponerse a su destino.
Los bramidos de las creaturas se avistaron, cuando un guardia sufrió una herida. El tajo lo parte en dos mitades, sangre y vísceras es un escenario poco agradable, el desgarre rompe los barrotes y da por sentado que es su último momento.
— ¡NO!. ¡NO VOY A MORIR DE ESTA MANERA!.— Se levanta, había enfrentando tipo tipo de creaturas pero nunca una como esa. Es un esqueleto cuadrúpedo recubierto por una masa pantanosa, con un olor a putrefacción que revienta sus fosas nasales, ojos rojos y cinco pares de canidos manchados en sangre y carne picada.
No le da tregua para prepararse y se lanza contra Elliot, sus fauces quedan atrapadas entre el hombro derecho y el ojo, que lo explota entre su quijada provocando un ruidoso grito de dolor en Elliot, quien ya débil, se desvanece.
"Que idiota soy... Cómo llegué a pensar que mi hermano vendría a salvarme. Idiota. Idiota... Es mejor así, lo mejor..."
Sus brazos dejaron de luchar y su cuerpo se entregó a la muerte. Pero ni siquiera Elliot conoce lo que su sangre contiene tras el tiempo convivido con Sargeras. En cuanto la creatura le come el ojo, gruñe y se aleja tanto como puede. Tiembla y se derrite por el ácido dejando un camino de puro hueso molido con moho y hierbas podridas.
Se desploma de rodillas. Agotado, nervioso, la respiración acelerada y sin creer aún que las palabras de Sargeras eran ciertas "la protección del mago" funcionó.
Al caer su cuerpo se deja ir contra el suelo, la sangre escurre por su rostro y no hay remedio, se intentó, lo intento. Estaba por desmayarse y ahí fue donde la conoció, una danza y un aroma fresco le hizo levantar la cabeza , su visión empeora y se desmaya con un " estás bien " de por medio.
Tipo
Individual
L铆neas
10
Estado
Disponible
