La lluvia golpeaba el concreto con una cadencia monótona mientras el prototipo avanzaba por los callejones oscuros de un distrito olvidado. Sus sensores detectaban calor residual, pasos recientes, respiraciones temblorosas escondidas tras muros podridos. No corría: no necesitaba hacerlo. Cada paso suyo era parte de una marcha inevitable, un juicio mecánico que no conocía el perdón. Cuando localizó a los cinco objetivos, ocultos tras una barricada improvisada, no dudó. Su visor rojo brilló intensamente y, en un instante, se activó el protocolo. El Neutralization Blade emergió con un siseo eléctrico, y en apenas doce segundos, todo terminó. No hubo gritos, solo impactos secos y chispazos de armas inútiles al tocar su armadura.

Los cuerpos cayeron sin gloria, y el cyborg permaneció en silencio ante el humo y la sangre. “Objetivos eliminados”, murmuró una voz grave y distorsionada en su sistema interno. No sabía por qué habían sido marcados. No sabía quién había enviado la señal que lo despertó ni por qué su misión había comenzado nuevamente tras tanto tiempo. Pero la incertidumbre no interfería con la ejecución. Su núcleo operativo no lo permitía. Apagó los sistemas ofensivos y siguió avanzando hacia el siguiente punto, mientras la lluvia lavaba los rastros de su paso, como si el mundo supiera que él no pertenecía a él… solo al deber.
La lluvia golpeaba el concreto con una cadencia monótona mientras el prototipo avanzaba por los callejones oscuros de un distrito olvidado. Sus sensores detectaban calor residual, pasos recientes, respiraciones temblorosas escondidas tras muros podridos. No corría: no necesitaba hacerlo. Cada paso suyo era parte de una marcha inevitable, un juicio mecánico que no conocía el perdón. Cuando localizó a los cinco objetivos, ocultos tras una barricada improvisada, no dudó. Su visor rojo brilló intensamente y, en un instante, se activó el protocolo. El Neutralization Blade emergió con un siseo eléctrico, y en apenas doce segundos, todo terminó. No hubo gritos, solo impactos secos y chispazos de armas inútiles al tocar su armadura. Los cuerpos cayeron sin gloria, y el cyborg permaneció en silencio ante el humo y la sangre. “Objetivos eliminados”, murmuró una voz grave y distorsionada en su sistema interno. No sabía por qué habían sido marcados. No sabía quién había enviado la señal que lo despertó ni por qué su misión había comenzado nuevamente tras tanto tiempo. Pero la incertidumbre no interfería con la ejecución. Su núcleo operativo no lo permitía. Apagó los sistemas ofensivos y siguió avanzando hacia el siguiente punto, mientras la lluvia lavaba los rastros de su paso, como si el mundo supiera que él no pertenecía a él… solo al deber.
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