Era de noche, muy tarde, ya las doce de la noche. La Hyuga se encontraba acostada en tu cama, ya dormida.
Su vestido-pijama se levantaba un poco, revelando el contorno de su pierna.
Su vestido-pijama se levantaba un poco, revelando el contorno de su pierna.
Era de noche, muy tarde, ya las doce de la noche. La Hyuga se encontraba acostada en tu cama, ya dormida.
Su vestido-pijama se levantaba un poco, revelando el contorno de su pierna.


