Los humanos son criaturas rotas con máscaras bien puestas. Se creen libres, pero viven encadenados al miedo, al qué dirán, a esa puta necesidad de validación constante. Se mienten todos los días y lo llaman “vida normal”.
Los observo y, a veces, me entretienen. Son predecibles… fáciles de tentar. Les das un lugar sin reglas y se quitan la careta en segundos. Ahí es donde empieza la verdad.
Por eso creé Eclipse.
Un multiverso sin consecuencias.
Sin límites.
Sin moral.
Aquí no existen las reglas. Ni Dios, ni el karma, ni tus arrepentimientos baratos. Solo instinto. Solo deseo. Y si ardes, que sea con estilo.
No vine a salvar a nadie.
Vine a ver quién carajo se atreve a arder.
Los observo y, a veces, me entretienen. Son predecibles… fáciles de tentar. Les das un lugar sin reglas y se quitan la careta en segundos. Ahí es donde empieza la verdad.
Por eso creé Eclipse.
Un multiverso sin consecuencias.
Sin límites.
Sin moral.
Aquí no existen las reglas. Ni Dios, ni el karma, ni tus arrepentimientos baratos. Solo instinto. Solo deseo. Y si ardes, que sea con estilo.
No vine a salvar a nadie.
Vine a ver quién carajo se atreve a arder.
Los humanos son criaturas rotas con máscaras bien puestas. Se creen libres, pero viven encadenados al miedo, al qué dirán, a esa puta necesidad de validación constante. Se mienten todos los días y lo llaman “vida normal”.
Los observo y, a veces, me entretienen. Son predecibles… fáciles de tentar. Les das un lugar sin reglas y se quitan la careta en segundos. Ahí es donde empieza la verdad.
Por eso creé Eclipse.
Un multiverso sin consecuencias.
Sin límites.
Sin moral.
Aquí no existen las reglas. Ni Dios, ni el karma, ni tus arrepentimientos baratos. Solo instinto. Solo deseo. Y si ardes, que sea con estilo.
No vine a salvar a nadie.
Vine a ver quién carajo se atreve a arder.


