— Tan rápido paso un mes. Cómo vuela el tiempo para mí, para ti se detuvo y creo que está bien, no hay dolor ni sufrimiento. Pero un mes... —Se quedó de pie mirando la tumba, su cabeza se llena de recuerdos, fallos y logros, llanto y risas, enojo y alegría.

Todas las fotos en la pared.
Cada rincón con su huella.
El aroma de su piel.
El ruido de su caminata.

— Perdón por no morirme pronto, pero si lo hago no voy a poder reunirme contigo. —Chasqueo la lengua, le dejo flores y sus cosas favoritas pero nunca se sentó al lado. — Bueno, me tengo que ir, pórtate bien dónde quiera que estés.— Se giro y volvió a su rutina, vaga, incierta, incorrecta y llena de dificultades, pero regreso.