Puedo escuchar sus interminables sollozos, cómo una y otra vez ella se pregunta por qué él la abandonó.
Cada una de esas lagrimas que alguna vez fueron cristialinas, ahora son de sangre.

No importa si es una eternidad, Juliette esperará por su alquimista, al menos para decirle una última vez lo mucho que lo amó.
Puedo escuchar sus interminables sollozos, cómo una y otra vez ella se pregunta por qué él la abandonó. Cada una de esas lagrimas que alguna vez fueron cristialinas, ahora son de sangre. No importa si es una eternidad, Juliette esperará por su alquimista, al menos para decirle una última vez lo mucho que lo amó.
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