El espíritu caminaba tranquilamente por el campo de flores. Hace mucho que no pasaba por un campo que le daba la bienvenida con sus más linda flora. La fragancia inundaba sus fosas nasales, deleitandola con el aroma floral, que le hacía acordar a él...

Ese hombre alto, hermoso y que tenía un carácter que le llamaba tanto la atención. Era alguien que imponía, le gustaban las personas seguras. Sin dudas se había ganado su corazón de una forma inesperada.

Claro estaba que ella no pensaba confesarse nunca y tenía planeado guardarse ese sentimiento en el corazón hasta que dejase de ser un espíritu.