Otra noche, otro espectáculo. Pero esta vez, las sombras eran más densas y los ojos que la observaban, más peligrosos.

El lugar no tenía nombre. Solo aquellos que sabían a dónde ir encontraban la puerta oculta en los callejones de la ciudad. Un club clandestino donde el oro y los secretos fluían con la misma facilidad que el vino. Allí, entre risas contenidas y miradas calculadoras, se levantaba un escenario iluminado por velas y lámparas de aceite, proyectando sombras danzantes sobre las paredes de piedra.

En el centro, colgando desde una cúpula oculta entre la penumbra, las telas aéreas aguardaban. Y entonces, ella apareció.

Alexa Selene emergió de la oscuridad envuelta en seda escarlata. Su atuendo era aún más etéreo que en noches anteriores: un corsé ajustado, una falda de gasa cortada a los lados y pies descalzos que apenas rozaban la madera del escenario. Su cabello platinado caía libre, reflejando la tenue luz con cada movimiento.

La música comenzó, un ritmo lento y envolvente. Alexa tomó las telas con ambas manos, sintiendo la textura entre sus dedos antes de impulsarse hacia el aire. El murmullo en la sala se desvaneció en un instante.

Ascendió con la gracia de un susurro, enredándose en la seda como si las telas fueran una extensión de su propio cuerpo. Se contorsionó en el aire, dejando que su espalda se arqueara mientras una de sus piernas se enredaba con firmeza, sosteniéndola a metros del suelo. Desde allí, dejó caer su torso en un movimiento peligroso, su cabello rozando el vacío, provocando un jadeo colectivo entre los espectadores.

Giró, descendió y volvió a subir con una facilidad sobrehumana, su piel brillante por el esfuerzo, su respiración acompasada con la música. Cada movimiento calculado, cada inclinación de su cuerpo transmitía un mensaje claro: no solo era una bailarina, era una diosa en su elemento.

Pero entre el público, una mirada no se apartaba de ella. Una mirada diferente, con una intensidad que ardía más que las velas parpadeantes. Alguien la reconocía, o tal vez, alguien la reclamaba. Y Alexa lo supo en el momento en que sus ojos se cruzaron.

Sonrió, sin perder el ritmo de su danza. Porque, después de todo, la noche y el escenario seguían siendo suyos.



#SeductiveSunday ⁠♡ ────⁠


(https://open.spotify.com/track/6eJ2rRy68QOduhNLW3M1Yy?si=sLsrvKmURyu79kDn4JsUDA )


parte 1 https://ficrol.com/posts/245216
Parte 2 https://ficrol.com/posts/249915

Otra noche, otro espectáculo. Pero esta vez, las sombras eran más densas y los ojos que la observaban, más peligrosos. El lugar no tenía nombre. Solo aquellos que sabían a dónde ir encontraban la puerta oculta en los callejones de la ciudad. Un club clandestino donde el oro y los secretos fluían con la misma facilidad que el vino. Allí, entre risas contenidas y miradas calculadoras, se levantaba un escenario iluminado por velas y lámparas de aceite, proyectando sombras danzantes sobre las paredes de piedra. En el centro, colgando desde una cúpula oculta entre la penumbra, las telas aéreas aguardaban. Y entonces, ella apareció. Alexa Selene emergió de la oscuridad envuelta en seda escarlata. Su atuendo era aún más etéreo que en noches anteriores: un corsé ajustado, una falda de gasa cortada a los lados y pies descalzos que apenas rozaban la madera del escenario. Su cabello platinado caía libre, reflejando la tenue luz con cada movimiento. La música comenzó, un ritmo lento y envolvente. Alexa tomó las telas con ambas manos, sintiendo la textura entre sus dedos antes de impulsarse hacia el aire. El murmullo en la sala se desvaneció en un instante. Ascendió con la gracia de un susurro, enredándose en la seda como si las telas fueran una extensión de su propio cuerpo. Se contorsionó en el aire, dejando que su espalda se arqueara mientras una de sus piernas se enredaba con firmeza, sosteniéndola a metros del suelo. Desde allí, dejó caer su torso en un movimiento peligroso, su cabello rozando el vacío, provocando un jadeo colectivo entre los espectadores. Giró, descendió y volvió a subir con una facilidad sobrehumana, su piel brillante por el esfuerzo, su respiración acompasada con la música. Cada movimiento calculado, cada inclinación de su cuerpo transmitía un mensaje claro: no solo era una bailarina, era una diosa en su elemento. Pero entre el público, una mirada no se apartaba de ella. Una mirada diferente, con una intensidad que ardía más que las velas parpadeantes. Alguien la reconocía, o tal vez, alguien la reclamaba. Y Alexa lo supo en el momento en que sus ojos se cruzaron. Sonrió, sin perder el ritmo de su danza. Porque, después de todo, la noche y el escenario seguían siendo suyos. #SeductiveSunday ⁠♡ ────⁠ (https://open.spotify.com/track/6eJ2rRy68QOduhNLW3M1Yy?si=sLsrvKmURyu79kDn4JsUDA ) parte 1 https://ficrol.com/posts/245216 Parte 2 https://ficrol.com/posts/249915
Me gusta
Me encocora
3
0 turnos 0 maullidos 280 vistas
Patrocinados
Patrocinados