La cabaña
Fandom Empíreo
Categoría Fantasía
La cena había terminado, pero el aire seguía espeso, cargado de algo más que el calor del fuego crepitando en la chimenea. Apoyé los antebrazos sobre la mesa, observando en silencio, notando cada pequeño detalle. La tensión en sus hombros, la forma en que su respiración se volvía más profunda, más controlada. Demasiado controlada.

No era difícil entender lo que estaba ocurriendo. Su vínculo con Vaghar era fuerte, tanto como el mío con Sgaeyl. Y cuando los dragones sentían algo con esa intensidad, sus jinetes no eran inmunes.

Llevé la copa a mis labios, tomé un sorbo y la dejé de nuevo sobre la madera con calma. No dije nada al principio. No había necesidad de apresurarme. En su lugar, permití que el silencio se alargara, que la tensión se volviera algo tangible entre nosotros.

Finalmente, incliné levemente la cabeza y rompí la quietud con una voz baja, mesurada.

—Lo estás sintiendo, ¿verdad?

No fue una pregunta. Fue una certeza. Una que no necesitaba confirmación.

Dejé que las palabras flotaran en el aire mientras la observaba, aún sin moverme, aún sin tocarla. No había prisa. Nunca la había.
La cena había terminado, pero el aire seguía espeso, cargado de algo más que el calor del fuego crepitando en la chimenea. Apoyé los antebrazos sobre la mesa, observando en silencio, notando cada pequeño detalle. La tensión en sus hombros, la forma en que su respiración se volvía más profunda, más controlada. Demasiado controlada. No era difícil entender lo que estaba ocurriendo. Su vínculo con Vaghar era fuerte, tanto como el mío con Sgaeyl. Y cuando los dragones sentían algo con esa intensidad, sus jinetes no eran inmunes. Llevé la copa a mis labios, tomé un sorbo y la dejé de nuevo sobre la madera con calma. No dije nada al principio. No había necesidad de apresurarme. En su lugar, permití que el silencio se alargara, que la tensión se volviera algo tangible entre nosotros. Finalmente, incliné levemente la cabeza y rompí la quietud con una voz baja, mesurada. —Lo estás sintiendo, ¿verdad? No fue una pregunta. Fue una certeza. Una que no necesitaba confirmación. Dejé que las palabras flotaran en el aire mientras la observaba, aún sin moverme, aún sin tocarla. No había prisa. Nunca la había.
Tipo
Individual
Líneas
5
Estado
Disponible
Me encocora
1
33 turnos 0 maullidos 572 vistas
Patrocinados
Patrocinados