El rubio estaba en la cubierta del barco, apoyado en la barandilla mientras la brisa salada despeinaba sus mechones dorados. La luna iluminaba el océano, reflejando destellos plateados en las olas tranquilas. Su cigarrillo apenas ardía entre sus dedos, olvidado mientras su mente vagaba entre pensamientos.
“¿Cuánto he cambiado desde que zarpé con estos locos?”
Soltó un suspiro, observando el vaivén del mar. Recordaba su vida en Baratie, los días de lucha bajo la mirada severa de Zeff. Antes, su mundo era la cocina y la supervivencia. Ahora, su mundo era mucho más grande. Compañeros que se sentían como una familia, sueños compartidos, batallas que lo habían llevado al límite… y la certeza de que seguiría luchando hasta el final.
Llevó el cigarrillo a sus labios, pero no lo encendió. Pensó en todas las personas que había encontrado en su viaje. Las mujeres a las que había jurado proteger, los amigos que lo habían aceptado sin cuestionar su pasado, y los enemigos que lo habían hecho más fuerte.
“No soy el mismo cocinero que salió de Baratie. No solo quiero encontrar All Blue. Quiero seguir cocinando para ellos… para que nunca pasen hambre, para que siempre tengan un hogar, sin importar a dónde vayamos.”
Sonrió para sí mismo, apagando el cigarro entre sus dedos antes de volver adentro. Mañana sería otro día lleno de aventuras, pero por esta noche… disfrutaba de la calma.
“¿Cuánto he cambiado desde que zarpé con estos locos?”
Soltó un suspiro, observando el vaivén del mar. Recordaba su vida en Baratie, los días de lucha bajo la mirada severa de Zeff. Antes, su mundo era la cocina y la supervivencia. Ahora, su mundo era mucho más grande. Compañeros que se sentían como una familia, sueños compartidos, batallas que lo habían llevado al límite… y la certeza de que seguiría luchando hasta el final.
Llevó el cigarrillo a sus labios, pero no lo encendió. Pensó en todas las personas que había encontrado en su viaje. Las mujeres a las que había jurado proteger, los amigos que lo habían aceptado sin cuestionar su pasado, y los enemigos que lo habían hecho más fuerte.
“No soy el mismo cocinero que salió de Baratie. No solo quiero encontrar All Blue. Quiero seguir cocinando para ellos… para que nunca pasen hambre, para que siempre tengan un hogar, sin importar a dónde vayamos.”
Sonrió para sí mismo, apagando el cigarro entre sus dedos antes de volver adentro. Mañana sería otro día lleno de aventuras, pero por esta noche… disfrutaba de la calma.
El rubio estaba en la cubierta del barco, apoyado en la barandilla mientras la brisa salada despeinaba sus mechones dorados. La luna iluminaba el océano, reflejando destellos plateados en las olas tranquilas. Su cigarrillo apenas ardía entre sus dedos, olvidado mientras su mente vagaba entre pensamientos.
“¿Cuánto he cambiado desde que zarpé con estos locos?”
Soltó un suspiro, observando el vaivén del mar. Recordaba su vida en Baratie, los días de lucha bajo la mirada severa de Zeff. Antes, su mundo era la cocina y la supervivencia. Ahora, su mundo era mucho más grande. Compañeros que se sentían como una familia, sueños compartidos, batallas que lo habían llevado al límite… y la certeza de que seguiría luchando hasta el final.
Llevó el cigarrillo a sus labios, pero no lo encendió. Pensó en todas las personas que había encontrado en su viaje. Las mujeres a las que había jurado proteger, los amigos que lo habían aceptado sin cuestionar su pasado, y los enemigos que lo habían hecho más fuerte.
“No soy el mismo cocinero que salió de Baratie. No solo quiero encontrar All Blue. Quiero seguir cocinando para ellos… para que nunca pasen hambre, para que siempre tengan un hogar, sin importar a dónde vayamos.”
Sonrió para sí mismo, apagando el cigarro entre sus dedos antes de volver adentro. Mañana sería otro día lleno de aventuras, pero por esta noche… disfrutaba de la calma.


