Maki se paró frente al espejo, ajustándose el cuello del uniforme con movimientos rápidos y precisos. Nunca se había preocupado demasiado por su apariencia, pero sabía que en una misión cada detalle importaba. Su cabello, siempre un poco desordenado, fue recogido en una coleta alta. No para verse bien, sino para evitar que le estorbara en medio del combate.

Exhaló con fuerza, asegurándose de que sus armas estuvieran en su lugar. Su lanza descansaba contra la pared, lista para ser empuñada. No importaba contra qué se enfrentaran hoy, estaba segura de una cosa: no sería la que retrocediera primero.

Su mirada se encontró con la del reflejo en el espejo. Ahí estaba la chica a la que su clan había descartado, la que se había hecho fuerte con sus propias manos. No por orgullo, sino porque no tenía otra opción. Apretó los puños. No necesitaba validación, solo resultados.

Desde el pasillo, la voz de Panda la llamó. Era hora.

—Ya voy, no se mueran sin mí —murmuró con una media sonrisa.

Dio un último vistazo al espejo antes de girarse. No había miedo, solo determinación.
Maki se paró frente al espejo, ajustándose el cuello del uniforme con movimientos rápidos y precisos. Nunca se había preocupado demasiado por su apariencia, pero sabía que en una misión cada detalle importaba. Su cabello, siempre un poco desordenado, fue recogido en una coleta alta. No para verse bien, sino para evitar que le estorbara en medio del combate. Exhaló con fuerza, asegurándose de que sus armas estuvieran en su lugar. Su lanza descansaba contra la pared, lista para ser empuñada. No importaba contra qué se enfrentaran hoy, estaba segura de una cosa: no sería la que retrocediera primero. Su mirada se encontró con la del reflejo en el espejo. Ahí estaba la chica a la que su clan había descartado, la que se había hecho fuerte con sus propias manos. No por orgullo, sino porque no tenía otra opción. Apretó los puños. No necesitaba validación, solo resultados. Desde el pasillo, la voz de Panda la llamó. Era hora. —Ya voy, no se mueran sin mí —murmuró con una media sonrisa. Dio un último vistazo al espejo antes de girarse. No había miedo, solo determinación.
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