Y finalmente llegó a su punto de apatía.
El llanto cesó, la tristeza igual, estaba en un limbo emocional en el que, cualquier cosa que pasara, ya daba lo mismo.

Al menos de ese modo tenía algo de "paz", al ya no sobresaltarle de más nada, era preferible a seguir llorando como idiota noche tras noche.
Y finalmente llegó a su punto de apatía. El llanto cesó, la tristeza igual, estaba en un limbo emocional en el que, cualquier cosa que pasara, ya daba lo mismo. Al menos de ese modo tenía algo de "paz", al ya no sobresaltarle de más nada, era preferible a seguir llorando como idiota noche tras noche.
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