Sucio. Escoria. ¿De verdad se atreven a llamarme esas cosas? ¿Acaso unas cuantas monedas o telas caras les ponen por encima del resto? Oh, ya se, ¿es por la sangre que corre por sus venas? Sangre azul, ja.

No son distintos a cerdos cuando se revuelcan con las cortesanas. Más bestias que humanos. Y si mi cuchillo fuese a descender sobre sus gargantas sangrarían al igual que tú y que yo. Escarlata. Como cualquier otro humano.

¿Por qué he de agachar la cabeza y sonreír? ¿Ocultarme tras una máscara de indiferencia y sumisión para contentar a los clientes? Si este es el mundo en el que me toca vivir, no descansaré hasta que cada uno de estos cerdos acabe en el matadero a mis pies.

Si este es el destino que me depara me niego a aceptarlo. Aún si he de salir de este pozo arrastrándome, arañando las paredes hasta quedar sin uñas, mordiendo la soga cuando mis estremidades no puedan más, juro que saldré de aquí y si he de morir antes volveré para maldecir este mundo.

Nyran Wynn se niega aceptar este mundo y jura en la vida y en la muerte destruirlo. Esto no es más que el comienzo de mi historia, y yo soy el que decidirá mi destino.