饾暤饾枤饾枠饾枡 饾枂 饾枟饾枈饾枌饾枤饾枒饾枂饾枟
饾悜饾惃饾惀 饾悳饾惃饾惂:
> 饾悞饾悽饾惂饾悶饾悮饾悵 <
Quedarse en una ubicación fija durante mucho tiempo era algo que James no solía hacer. O eso era antaño, cuando sus aventuras recién comenzaron junto a su tripulación. Personas que ya no estaban con él, que se fueron del plano terrenal hacía mucho tiempo. Pero él... él continuó, el tiempo pausado en su apariencia, mientras todo a su alrededor avanzaba.
Entonces, llegó un punto donde empezó a quedarse más tiempo en alguna ciudad, a veces más poblada, otras más tranquila. Sus estadías duraban cada vez más hasta que, al final, pareció encontrar su lugar. O tal vez ya estaba cansado de ir a un lado a otro si ya había recorrido todo.
Un bar era su lugar más frecuentado por las noches. Primero empezó con unas dos veces a la semana, luego aumentaron a tres, cuatro, cinco... y todas y cada una. Siempre en el mismo lugar, en una butaca al final de la barra, lado opuesto de la entrada, esa esquina que parecía estar menos concurrida por demás clientes. Siempre pedía lo mismo: Brandy. A veces algunos vasos, otras la botella entera, pagando sin una sola queja.
Era un regular cualquiera, si no fuera por su forma de vestir tan de... "antes". Podía llamar más la atención su sombrero de copa, que si bien no era demasiado alto, no es que se usara mucho en la actualidad, no como antes. Pero ayudaba a ocultar un poco su rostro, sobre todo la zona de sus ojos.
Otra cosa era el ambiente. Cuando llegaba todo parecía volverse más "oscuro", pesado, aunque la euforia en algunos no disminuía, más bien parecía empeorar, como si se volvieran locos de repente. Eso lo acompañaba casi constantemente, sin importar su humor. No obstante, se veía tranquilo, un observador de lo que ocurriera ahí dentro. Si no se metían con él, entonces él no se metía con nadie.
Esa noche, de nuevo, llegó, aunque no en su horario usual (alrededor de una hora luego de la apertura), sino que fueron tres horas después. Su asiento ya estaba ocupado, así que tuvo que conformarse con el que sea que estuviera libre ahí, justo en la barra.
Dejó caer su peso, la butaca quejándose levemente, luego apoyó los antebrazos sobre la barra, esperando con paciencia y silencio hasta que alguno de los bartenders viera en su dirección.
> 饾悞饾悽饾惂饾悶饾悮饾悵 <
Quedarse en una ubicación fija durante mucho tiempo era algo que James no solía hacer. O eso era antaño, cuando sus aventuras recién comenzaron junto a su tripulación. Personas que ya no estaban con él, que se fueron del plano terrenal hacía mucho tiempo. Pero él... él continuó, el tiempo pausado en su apariencia, mientras todo a su alrededor avanzaba.
Entonces, llegó un punto donde empezó a quedarse más tiempo en alguna ciudad, a veces más poblada, otras más tranquila. Sus estadías duraban cada vez más hasta que, al final, pareció encontrar su lugar. O tal vez ya estaba cansado de ir a un lado a otro si ya había recorrido todo.
Un bar era su lugar más frecuentado por las noches. Primero empezó con unas dos veces a la semana, luego aumentaron a tres, cuatro, cinco... y todas y cada una. Siempre en el mismo lugar, en una butaca al final de la barra, lado opuesto de la entrada, esa esquina que parecía estar menos concurrida por demás clientes. Siempre pedía lo mismo: Brandy. A veces algunos vasos, otras la botella entera, pagando sin una sola queja.
Era un regular cualquiera, si no fuera por su forma de vestir tan de... "antes". Podía llamar más la atención su sombrero de copa, que si bien no era demasiado alto, no es que se usara mucho en la actualidad, no como antes. Pero ayudaba a ocultar un poco su rostro, sobre todo la zona de sus ojos.
Otra cosa era el ambiente. Cuando llegaba todo parecía volverse más "oscuro", pesado, aunque la euforia en algunos no disminuía, más bien parecía empeorar, como si se volvieran locos de repente. Eso lo acompañaba casi constantemente, sin importar su humor. No obstante, se veía tranquilo, un observador de lo que ocurriera ahí dentro. Si no se metían con él, entonces él no se metía con nadie.
Esa noche, de nuevo, llegó, aunque no en su horario usual (alrededor de una hora luego de la apertura), sino que fueron tres horas después. Su asiento ya estaba ocupado, así que tuvo que conformarse con el que sea que estuviera libre ahí, justo en la barra.
Dejó caer su peso, la butaca quejándose levemente, luego apoyó los antebrazos sobre la barra, esperando con paciencia y silencio hasta que alguno de los bartenders viera en su dirección.
饾悜饾惃饾惀 饾悳饾惃饾惂:
> [sweet_but_psycho] <
Quedarse en una ubicación fija durante mucho tiempo era algo que James no solía hacer. O eso era antaño, cuando sus aventuras recién comenzaron junto a su tripulación. Personas que ya no estaban con él, que se fueron del plano terrenal hacía mucho tiempo. Pero él... él continuó, el tiempo pausado en su apariencia, mientras todo a su alrededor avanzaba.
Entonces, llegó un punto donde empezó a quedarse más tiempo en alguna ciudad, a veces más poblada, otras más tranquila. Sus estadías duraban cada vez más hasta que, al final, pareció encontrar su lugar. O tal vez ya estaba cansado de ir a un lado a otro si ya había recorrido todo.
Un bar era su lugar más frecuentado por las noches. Primero empezó con unas dos veces a la semana, luego aumentaron a tres, cuatro, cinco... y todas y cada una. Siempre en el mismo lugar, en una butaca al final de la barra, lado opuesto de la entrada, esa esquina que parecía estar menos concurrida por demás clientes. Siempre pedía lo mismo: Brandy. A veces algunos vasos, otras la botella entera, pagando sin una sola queja.
Era un regular cualquiera, si no fuera por su forma de vestir tan de... "antes". Podía llamar más la atención su sombrero de copa, que si bien no era demasiado alto, no es que se usara mucho en la actualidad, no como antes. Pero ayudaba a ocultar un poco su rostro, sobre todo la zona de sus ojos.
Otra cosa era el ambiente. Cuando llegaba todo parecía volverse más "oscuro", pesado, aunque la euforia en algunos no disminuía, más bien parecía empeorar, como si se volvieran locos de repente. Eso lo acompañaba casi constantemente, sin importar su humor. No obstante, se veía tranquilo, un observador de lo que ocurriera ahí dentro. Si no se metían con él, entonces él no se metía con nadie.
Esa noche, de nuevo, llegó, aunque no en su horario usual (alrededor de una hora luego de la apertura), sino que fueron tres horas después. Su asiento ya estaba ocupado, así que tuvo que conformarse con el que sea que estuviera libre ahí, justo en la barra.
Dejó caer su peso, la butaca quejándose levemente, luego apoyó los antebrazos sobre la barra, esperando con paciencia y silencio hasta que alguno de los bartenders viera en su dirección.
Tipo
Grupal
L铆neas
Cualquier l铆nea
Estado
Disponible
