—Tus ojos...me recuerdan a los de mi hermano menor. Tú inocencia es enternecedora, no lo negaré.

Acercaba su rostro tanto al tuyo sin vergüenza alguna, la punta de su nariz conchabar contra la punta de la tuya. Se podía ver que no mantenía malas intenciones, solo curiosidad de saber que era aquello que compartías con su hermano menor.
—Tus ojos...me recuerdan a los de mi hermano menor. Tú inocencia es enternecedora, no lo negaré. Acercaba su rostro tanto al tuyo sin vergüenza alguna, la punta de su nariz conchabar contra la punta de la tuya. Se podía ver que no mantenía malas intenciones, solo curiosidad de saber que era aquello que compartías con su hermano menor.
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