Los espías.
Fandom Libre
Categoría Acción
La noche había caído sobre los bosques de Canadá, envolviendo la vasta extensión del territorio de Blood Moon en una penumbra salpicada por el resplandor de la luna llena. La nieve crujía bajo las botas de los transeúntes y el viento helado transportaba consigo el aroma de la madera quemándose en las chimeneas de las cabañas cercanas.

En lo alto de un risco, con la vista dominando el extenso territorio, se encontraba él.

Anthork en su forma humana.

El Alpha de Blood Moon observaba desde su posición privilegiada, con los ojos plateados reflejando la luz de la luna como si fueran dos fragmentos de hielo pulido. Vestía con su habitual chaqueta de cuero oscura, abierta sobre una camiseta negra, y unos vaqueros desgastados. Su respiración era tranquila, controlada, pero la tensión en sus músculos indicaba que estaba atento, siempre listo.

El equilibrio en su territorio se había visto amenazado en las últimas semanas. Cazadores furtivos, traficantes de sangre y órganos sobrenaturales… Basura que se creía con derecho a pisar sus dominios. No eran humanos corrientes, sino un grupo bien organizado, con armas diseñadas para cazar seres como él. Había recibido quejas, testimonios de desapariciones, rastros de enfrentamientos. Aún no los había atrapado, pero sabía que estaban cerca.

Respiró hondo, dejando que el aire invernal llenara sus pulmones. El bosque murmuraba a su alrededor, y su instinto le decía que no estaba solo.

Alguien se acercaba, Anthork no se movió, no tenía por qué. Su territorio, sus reglas.

—Si piensas esconderte en mis dominios, más vale que sepas en qué territorio estás pisando —su voz grave y dominante rompió el silencio, resonando en la inmensidad de la noche.

Si era un enemigo, no dudaría en acabar con él.
Si era un aliado, más le valía tener buenas razones para estar allí.
La noche había caído sobre los bosques de Canadá, envolviendo la vasta extensión del territorio de Blood Moon en una penumbra salpicada por el resplandor de la luna llena. La nieve crujía bajo las botas de los transeúntes y el viento helado transportaba consigo el aroma de la madera quemándose en las chimeneas de las cabañas cercanas. En lo alto de un risco, con la vista dominando el extenso territorio, se encontraba él. Anthork en su forma humana. El Alpha de Blood Moon observaba desde su posición privilegiada, con los ojos plateados reflejando la luz de la luna como si fueran dos fragmentos de hielo pulido. Vestía con su habitual chaqueta de cuero oscura, abierta sobre una camiseta negra, y unos vaqueros desgastados. Su respiración era tranquila, controlada, pero la tensión en sus músculos indicaba que estaba atento, siempre listo. El equilibrio en su territorio se había visto amenazado en las últimas semanas. Cazadores furtivos, traficantes de sangre y órganos sobrenaturales… Basura que se creía con derecho a pisar sus dominios. No eran humanos corrientes, sino un grupo bien organizado, con armas diseñadas para cazar seres como él. Había recibido quejas, testimonios de desapariciones, rastros de enfrentamientos. Aún no los había atrapado, pero sabía que estaban cerca. Respiró hondo, dejando que el aire invernal llenara sus pulmones. El bosque murmuraba a su alrededor, y su instinto le decía que no estaba solo. Alguien se acercaba, Anthork no se movió, no tenía por qué. Su territorio, sus reglas. —Si piensas esconderte en mis dominios, más vale que sepas en qué territorio estás pisando —su voz grave y dominante rompió el silencio, resonando en la inmensidad de la noche. Si era un enemigo, no dudaría en acabar con él. Si era un aliado, más le valía tener buenas razones para estar allí.
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Individual
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