Había pasado la tarde en la floristería, buscando algunas plantas nuevas para la biblioteca, cuando un suave gorjeo llamó mi atención. En una pequeña jaula, entre el verdor de las enredaderas y los lirios en flor, una cotorra azul me observaba con curiosidad, ladeando la cabeza de un lado a otro. Sus plumas tenían un tono celeste vibrante
—Eres un pequeño curioso, ¿no es así? —murmuré, acercando un dedo a los barrotes de su jaula. Para mi sorpresa, no se alejó. Al contrario, trepó con sus diminutas patitas y soltó un suave piar que, de alguna forma, me hizo sonreír.
No tardé mucho en tomar una decisión. Una hora después, ya estaba en casa con una pequeña caja de cartón y un nuevo habitante en mi hogar. Lo dejé salir con cuidado, viendo cómo extendía sus alas y se acomodaba en la repisa de la ventana.
—Bienvenido a casa, pequeño. —
—Eres un pequeño curioso, ¿no es así? —murmuré, acercando un dedo a los barrotes de su jaula. Para mi sorpresa, no se alejó. Al contrario, trepó con sus diminutas patitas y soltó un suave piar que, de alguna forma, me hizo sonreír.
No tardé mucho en tomar una decisión. Una hora después, ya estaba en casa con una pequeña caja de cartón y un nuevo habitante en mi hogar. Lo dejé salir con cuidado, viendo cómo extendía sus alas y se acomodaba en la repisa de la ventana.
—Bienvenido a casa, pequeño. —
Había pasado la tarde en la floristería, buscando algunas plantas nuevas para la biblioteca, cuando un suave gorjeo llamó mi atención. En una pequeña jaula, entre el verdor de las enredaderas y los lirios en flor, una cotorra azul me observaba con curiosidad, ladeando la cabeza de un lado a otro. Sus plumas tenían un tono celeste vibrante
—Eres un pequeño curioso, ¿no es así? —murmuré, acercando un dedo a los barrotes de su jaula. Para mi sorpresa, no se alejó. Al contrario, trepó con sus diminutas patitas y soltó un suave piar que, de alguna forma, me hizo sonreír.
No tardé mucho en tomar una decisión. Una hora después, ya estaba en casa con una pequeña caja de cartón y un nuevo habitante en mi hogar. Lo dejé salir con cuidado, viendo cómo extendía sus alas y se acomodaba en la repisa de la ventana.
—Bienvenido a casa, pequeño. —


