Tarde...

Las orejas las siento calidas de la tremenda vergüenza que tengo encima. Pero las lágrimas caen como curitas a mi tonto corazón. Estoy entre los brazos de Zagreo, y ahora sé que esta cama es de él, y ya entendí para donde me trajo Nea. Estoy en la habitación de Zagreo, en el inframundo, donde jamás vine pero si mi Dios, y padre de mi pequeña Kaly prometió traerme tantas veces.

«¡Descubrió que estaba aquí, pero no se enojó! Sin embargo, ahora mi cuerpo quiere dormir con más razón con su cercanía al fin a mi lado, solo vino y se acurrucó con nosotras. Está conmigo, está con Kaly y conmigo, estamos los tres juntos. Bueno... néa hasta a nuestros pies, pero... No se si dormir o llorar, ¡Ambos ya que estamos!»pensé mientras suspiraba de alivio y somnolencia.

Dormiremos juntos. Estamos juntos como familia. «Kaly... Tú papi ya está con nosotras, hoy dormiremos sin pesadillas«pensé feliz.