Claro que había recibido la invitación, el teléfono marcaba más de 60 llamadas, entre ellas de su madre, las cuales contesto inmediatamente. 

— No seré capaz de soportarlo, debí decírselo cuando pude.

 Su mirada estaba fija en el atardecer, tras esas gafas de sol, la briza del mar lograba sentirla en la piel como caricias cálidas. — El amor de mi vida, se casará en esta primavera. Como si fueran palabras al viento, el francés cerró los ojos y volvió a recargarse en la camilla bajo la sombrilla de  playa. 
Claro que había recibido la invitación, el teléfono marcaba más de 60 llamadas, entre ellas de su madre, las cuales contesto inmediatamente.  — No seré capaz de soportarlo, debí decírselo cuando pude.  Su mirada estaba fija en el atardecer, tras esas gafas de sol, la briza del mar lograba sentirla en la piel como caricias cálidas. — El amor de mi vida, se casará en esta primavera. Como si fueran palabras al viento, el francés cerró los ojos y volvió a recargarse en la camilla bajo la sombrilla de  playa. 
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Me shockea
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