El sol brillaba sobre los rascacielos de la ciudad mientras los autos recorrían las calles y la gente iba de un lado a otro en su rutina diaria. Sin embargo, en lo alto de un edificio, una figura con una capa ondeante observaba la metrópoli con determinación.

Jimoto había regresado.

Tras meses de entrenamiento con el anciano, su dominio del **Kamehameha** aún no era perfecto, pero su control sobre el **ki** y su fuerza habían alcanzado un nuevo nivel. Ya no era el mismo joven inexperto que había salido de la ciudad en busca de poder. Ahora, había vuelto como el héroe que el mundo necesitaba: **El Gran Saiyaman Omega**.

—Hora de poner a prueba lo aprendido —dijo para sí mismo, ajustando su casco con visor oscuro.

El comunicador en su traje sonó con una alerta urgente.

**"Atención, hay un robo en la avenida central. Los sospechosos están armados y se dirigen a la autopista."**

Jimoto sonrió. Era el momento perfecto para demostrar su evolución.

—¡El Gran Saiyaman Omega está en acción!

Con un salto, se lanzó desde el edificio, cayendo en picada a una velocidad increíble. Justo antes de impactar contra el suelo, liberó una pequeña ráfaga de **ki** desde sus pies y aterrizó con elegancia frente a una camioneta negra que intentaba escapar de la policía.

Los criminales frenaron de golpe al ver la silueta del héroe frente a ellos.

—¡Maldición, es ese loco de la capa! —gritó el conductor.

Jimoto se cruzó de brazos y habló con su característica voz heroica:

—¡Deténganse ahora o enfrentarán la justicia del Gran Saiyaman Omega!

Uno de los delincuentes sacó un rifle y disparó sin pensarlo. Pero Jimoto, con una velocidad impresionante, esquivó las balas con ágiles movimientos.

—¡Ahora verán lo que he aprendido!

El joven juntó sus manos a la altura de la cintura y comenzó a concentrar su energía. Una esfera azulada brilló entre sus palmas.

—¡Ka… me… ha… me…!

Los criminales se miraron con terror.

—¡Arranca, arranca!

Pero antes de que pudieran escapar, Jimoto apuntó hacia el suelo frente a ellos y liberó su ataque.

—¡HAAAAA!

La onda de energía impactó contra el pavimento, creando una explosión de luz y viento que detuvo la camioneta en seco, haciendo que los criminales salieran volando y cayeran al suelo aturdidos.

Los policías llegaron segundos después y arrestaron a los maleantes. Uno de los oficiales miró a Jimoto y le dio un pulgar arriba.

—Buen trabajo, Gran Saiyaman Omega.

Jimoto se llevó un puño al pecho y sonrió bajo su casco.

—¡Solo hago lo que cualquier héroe debería hacer!

Con un salto, se elevó en el aire y desapareció entre los edificios, listo para seguir protegiendo la ciudad.
El sol brillaba sobre los rascacielos de la ciudad mientras los autos recorrían las calles y la gente iba de un lado a otro en su rutina diaria. Sin embargo, en lo alto de un edificio, una figura con una capa ondeante observaba la metrópoli con determinación. Jimoto había regresado. Tras meses de entrenamiento con el anciano, su dominio del **Kamehameha** aún no era perfecto, pero su control sobre el **ki** y su fuerza habían alcanzado un nuevo nivel. Ya no era el mismo joven inexperto que había salido de la ciudad en busca de poder. Ahora, había vuelto como el héroe que el mundo necesitaba: **El Gran Saiyaman Omega**. —Hora de poner a prueba lo aprendido —dijo para sí mismo, ajustando su casco con visor oscuro. El comunicador en su traje sonó con una alerta urgente. **"Atención, hay un robo en la avenida central. Los sospechosos están armados y se dirigen a la autopista."** Jimoto sonrió. Era el momento perfecto para demostrar su evolución. —¡El Gran Saiyaman Omega está en acción! Con un salto, se lanzó desde el edificio, cayendo en picada a una velocidad increíble. Justo antes de impactar contra el suelo, liberó una pequeña ráfaga de **ki** desde sus pies y aterrizó con elegancia frente a una camioneta negra que intentaba escapar de la policía. Los criminales frenaron de golpe al ver la silueta del héroe frente a ellos. —¡Maldición, es ese loco de la capa! —gritó el conductor. Jimoto se cruzó de brazos y habló con su característica voz heroica: —¡Deténganse ahora o enfrentarán la justicia del Gran Saiyaman Omega! Uno de los delincuentes sacó un rifle y disparó sin pensarlo. Pero Jimoto, con una velocidad impresionante, esquivó las balas con ágiles movimientos. —¡Ahora verán lo que he aprendido! El joven juntó sus manos a la altura de la cintura y comenzó a concentrar su energía. Una esfera azulada brilló entre sus palmas. —¡Ka… me… ha… me…! Los criminales se miraron con terror. —¡Arranca, arranca! Pero antes de que pudieran escapar, Jimoto apuntó hacia el suelo frente a ellos y liberó su ataque. —¡HAAAAA! La onda de energía impactó contra el pavimento, creando una explosión de luz y viento que detuvo la camioneta en seco, haciendo que los criminales salieran volando y cayeran al suelo aturdidos. Los policías llegaron segundos después y arrestaron a los maleantes. Uno de los oficiales miró a Jimoto y le dio un pulgar arriba. —Buen trabajo, Gran Saiyaman Omega. Jimoto se llevó un puño al pecho y sonrió bajo su casco. —¡Solo hago lo que cualquier héroe debería hacer! Con un salto, se elevó en el aire y desapareció entre los edificios, listo para seguir protegiendo la ciudad.
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