Dos delincuentes corrían a toda velocidad por la acera, uno de ellos sosteniendo un bolso que acababan de arrebatar a su dueña. Justo cuando creían haber escapado, una sombra descendió frente a ellos, bloqueando su camino con una pose dramática.
—¡Alto ahí, villanos! —proclamó con voz potente—. ¡Porque ante ustedes está el guardián de la justicia, el defensor de los inocentes, el inigualable… **Gran Saiyaman Omega**!
Los ladrones frenaron en seco, observando al peculiar héroe con incredulidad.
—¿Gran qué? —soltó uno, arqueando una ceja.
—¡No puede ser real! —dijo el otro, soltando una carcajada—. ¡Mira su capa, parece sacado de un show de televisión!
Uno de los delincuentes intentó empujarlo para seguir corriendo, pero antes de que pudiera reaccionar, Gran Saiyaman Omega se movió con una velocidad impresionante. Con un ágil giro, lo desarmó y lo lanzó al suelo con un movimiento limpio. El otro trató de huir, pero Jimoto saltó por encima de él y, con una patada giratoria, lo derribó en el acto.
La multitud observaba atónita mientras el héroe recogía el bolso robado.
—¡No tema más, honorable ciudadana! —exclamó, entregándole el bolso con un gesto noble—.
—¡Alto ahí, villanos! —proclamó con voz potente—. ¡Porque ante ustedes está el guardián de la justicia, el defensor de los inocentes, el inigualable… **Gran Saiyaman Omega**!
Los ladrones frenaron en seco, observando al peculiar héroe con incredulidad.
—¿Gran qué? —soltó uno, arqueando una ceja.
—¡No puede ser real! —dijo el otro, soltando una carcajada—. ¡Mira su capa, parece sacado de un show de televisión!
Uno de los delincuentes intentó empujarlo para seguir corriendo, pero antes de que pudiera reaccionar, Gran Saiyaman Omega se movió con una velocidad impresionante. Con un ágil giro, lo desarmó y lo lanzó al suelo con un movimiento limpio. El otro trató de huir, pero Jimoto saltó por encima de él y, con una patada giratoria, lo derribó en el acto.
La multitud observaba atónita mientras el héroe recogía el bolso robado.
—¡No tema más, honorable ciudadana! —exclamó, entregándole el bolso con un gesto noble—.
Dos delincuentes corrían a toda velocidad por la acera, uno de ellos sosteniendo un bolso que acababan de arrebatar a su dueña. Justo cuando creían haber escapado, una sombra descendió frente a ellos, bloqueando su camino con una pose dramática.
—¡Alto ahí, villanos! —proclamó con voz potente—. ¡Porque ante ustedes está el guardián de la justicia, el defensor de los inocentes, el inigualable… **Gran Saiyaman Omega**!
Los ladrones frenaron en seco, observando al peculiar héroe con incredulidad.
—¿Gran qué? —soltó uno, arqueando una ceja.
—¡No puede ser real! —dijo el otro, soltando una carcajada—. ¡Mira su capa, parece sacado de un show de televisión!
Uno de los delincuentes intentó empujarlo para seguir corriendo, pero antes de que pudiera reaccionar, Gran Saiyaman Omega se movió con una velocidad impresionante. Con un ágil giro, lo desarmó y lo lanzó al suelo con un movimiento limpio. El otro trató de huir, pero Jimoto saltó por encima de él y, con una patada giratoria, lo derribó en el acto.
La multitud observaba atónita mientras el héroe recogía el bolso robado.
—¡No tema más, honorable ciudadana! —exclamó, entregándole el bolso con un gesto noble—.
