La guardiana de la civilización, Nanashi Mumei, se encontraba admirando cada detalle del planeta Tierra. Algunas lágrimas cayeron de sus ojos al saber que estaba por traicionar a los dioses a los que les sirvió toda su vida, aunque en realidad, hizo más por los humanos que por ellos. Pero a pesar de todo, ella sabía perfectamente que ahora tenía una única tarea: derrotarlos. Pasó horas pensando en si iniciar el plan o no, hasta que llegó a la conclusión de que era lo mejor para la humanidad, incluso si eso significaba convertirse en una deidad, y que una de sus más preciadas amigas y compañeras, la llegue a odiar. ¿Viviría arrepentida de ser el caso? No, porque ella estaba siendo fiel a sus principios y a su corazonada. ¿Qué era lo peor que podía pasar si todo lo que estaba planeando salía mal? ¿Dejar de existir? Eso no le importaba, porque sabía que los dioses se vengarían con furia contra la humanidad. Y ella, no dejaría que eso suceda bajo ninguna circunstancia.
La guardiana de la civilización, Nanashi Mumei, se encontraba admirando cada detalle del planeta Tierra. Algunas lágrimas cayeron de sus ojos al saber que estaba por traicionar a los dioses a los que les sirvió toda su vida, aunque en realidad, hizo más por los humanos que por ellos. Pero a pesar de todo, ella sabía perfectamente que ahora tenía una única tarea: derrotarlos. Pasó horas pensando en si iniciar el plan o no, hasta que llegó a la conclusión de que era lo mejor para la humanidad, incluso si eso significaba convertirse en una deidad, y que una de sus más preciadas amigas y compañeras, la llegue a odiar. ¿Viviría arrepentida de ser el caso? No, porque ella estaba siendo fiel a sus principios y a su corazonada. ¿Qué era lo peor que podía pasar si todo lo que estaba planeando salía mal? ¿Dejar de existir? Eso no le importaba, porque sabía que los dioses se vengarían con furia contra la humanidad. Y ella, no dejaría que eso suceda bajo ninguna circunstancia.
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