— ¿Otra vez tú? Creí que habías desaparecido. —

En plena mañana los ruidos de movimiento la despertaron; sonaba como alguien revolviendo desesperadamente los cubiertos metálicos guardados en el cajón. Primero creyó que alguien había invadido su departamento pero mayor fue su sorpresa al ver el mueble de la cocina abriendo y cerrándose por sí solo. Sus gatos, erizados de cabo a rabo, miraban a prudente distancia, juntos entre sí.

— Sí me dejas dormir, te prenderé un incienso después. —

Y volvió a envolverse en sus cobijas calientitas, seguía amodorrada.
— ¿Otra vez tú? Creí que habías desaparecido. — En plena mañana los ruidos de movimiento la despertaron; sonaba como alguien revolviendo desesperadamente los cubiertos metálicos guardados en el cajón. Primero creyó que alguien había invadido su departamento pero mayor fue su sorpresa al ver el mueble de la cocina abriendo y cerrándose por sí solo. Sus gatos, erizados de cabo a rabo, miraban a prudente distancia, juntos entre sí. — Sí me dejas dormir, te prenderé un incienso después. — Y volvió a envolverse en sus cobijas calientitas, seguía amodorrada.
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