Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi.
Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad.
Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones.
Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado.
En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad.
Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones.
Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado.
En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
Takeru estaba tumbado en una cama de la enfermería, el sonido monótono del ventilador de la habitación llenaba el espacio mientras el ardor de sus heridas se mantenía vivo en su cuerpo. Su pecho subía y bajaba con respiraciones pesadas, y el dolor de cada golpe recibido seguía marcando su piel. Miró al techo, sus pensamientos aún atrapados en la feroz batalla contra Takeshi.
Los golpes de su oponente, implacables y certeros, habían dejado marcas en su piel, pero lo peor no era el dolor físico, sino la incertidumbre que lo acompañaba. "¿Realmente pude haberlo hecho mejor?" pensó, sin poder sacarse de la cabeza la imagen de Takeshi atacando sin piedad.
Una enfermera pasó por su lado, revisando sus vendajes y asegurándose de que no hubiera complicaciones.
Takeru asintió sin decir una palabra. Cerró los ojos por un momento, pero la imagen de Takeshi, su mirada desafiante y su técnica superior, no desapareció. Sabía que, en ese momento, no podía permitirse rendirse. Se prometió a sí mismo que, incluso si había sido derrotado, no se detendría. No iba a dejar que esa pelea definiera su futuro. Podría estar herido, pero no estaba acabado.
En eso noto la presencia de alguien más,. alguien ajeno, sentándose y sin levantar la vista le pregunto directamente, -¿Que haces por aquí?.
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