### **Prueba de Fuego**
El viejo almacén industrial tenía un aire denso, cargado con el aroma de óxido, aceite y sudor. Estanterías metálicas cubiertas de polvo rodeaban la zona de combate, formando un círculo improvisado donde los empresarios y mafiosos observaban con atención. Algunos fumaban puros caros, otros bebían whisky en vasos de cristal mientras apostaban cifras obscenas por el resultado del combate.
Takeru respiró hondo. Sus puños envueltos en vendas se cerraron con fuerza. No había árbitros, no había reglas. Solo victoria o aniquilación.
Su oponente, Harold Smith, un canadiense alto y fibroso, vestía un dobok negro con detalles dorados. Su postura era ligera, flotante, la de un hombre que confiaba en sus piernas más que en sus brazos. Un especialista en Taekwondo.
Desde el borde del círculo, Christopher, su entrenador, escupió el cigarro al suelo y pisó la colilla con desgana.
—Mantén la distancia, chaval. Es un pateador, no dejes que te encierre en su ritmo. Usa tu jab y hazlo perseguirte.
Takeru asintió sin apartar la vista de su rival.
Un hombre trajeado levantó la mano y la bajó de golpe.
**¡DING!**
El combate comenzó.
Harold se movió primero, desplazándose con agilidad. Su pierna derecha se alzó como un látigo.
**¡WHAM!**
Takeru apenas logró retroceder a tiempo, sintiendo el viento de la patada rozarle la barbilla. Respondió con un rápido **jab** directo al rostro, pero Harold inclinó la cabeza y giró en el aire.
**¡BAM!**
Una patada descendente cortó el aire donde Takeru había estado un segundo antes. El japonés se deslizó hacia atrás, manteniendo la distancia.
**"No voy a jugar a su ritmo."**
Takeru bailó sobre la punta de sus pies, lanzando jabs constantes. Harold intentó cerrarle el paso, pero cada vez que avanzaba, recibía un golpe en la nariz o en la sien.
**¡BAM! ¡BAM!**
El canadiense gruñó y giró con un **spinning heel kick**.
**¡WHAM!**
Takeru se inclinó hacia atrás, esquivando la patada por centímetros. La multitud rugió.
Pero Harold no dejó que se escapara.
Apretó los dientes y cargó hacia adelante, lanzando una patada lateral que impactó de lleno en el costado de Takeru.
**¡THUD!**
El dolor explotó en su torso. Takeru trastabilló, pero se forzó a girar y lanzar un **directo al hígado**.
**¡BAM!**
Harold gruñó y se dobló un poco, pero aún tenía fuerzas. Con un grito, levantó la pierna y la bajó como un martillo.
—¡AXE KICK!
**¡WHAM!**
La patada descendente le golpeó el hombro, haciéndolo tambalearse.
Takeru escupió saliva. Le ardía todo el cuerpo. Harold sonrió.
—No eres nada mal—dijo con burla—. Pero eres un boxeador, no puedes ganarme en un combate sin reglas.
Takeru jadeó, limpiándose el sudor de la frente. Luego, alzó la guardia de nuevo.
—Dilo cuando aún puedas hablar.
Harold frunció el ceño y cargó de nuevo, girando con una patada giratoria.
Takeru sonrió.
**"Te tengo."**
En el momento exacto en que la pierna de Harold pasó frente a él, Takeru dio un paso lateral y golpeó con toda su fuerza.
**¡BAM!**
Un **cross** de derecha le impactó directamente en la mandíbula.
**¡CRACK!**
El canadiense se tambaleó. Sus piernas fallaron. Su cuerpo cayó de espaldas como un árbol derribado.
Silencio.
Luego, la multitud explotó en vítores y apuestas cerrándose de golpe.
Takeru jadeó, con el puño aún en el aire. Apenas podía mantenerse de pie.
Christopher chasqueó la lengua y encendió otro cigarro.
—No fue bonito, pero lo lograste. Bienvenido al Torneo Kengan.
El viejo almacén industrial tenía un aire denso, cargado con el aroma de óxido, aceite y sudor. Estanterías metálicas cubiertas de polvo rodeaban la zona de combate, formando un círculo improvisado donde los empresarios y mafiosos observaban con atención. Algunos fumaban puros caros, otros bebían whisky en vasos de cristal mientras apostaban cifras obscenas por el resultado del combate.
Takeru respiró hondo. Sus puños envueltos en vendas se cerraron con fuerza. No había árbitros, no había reglas. Solo victoria o aniquilación.
Su oponente, Harold Smith, un canadiense alto y fibroso, vestía un dobok negro con detalles dorados. Su postura era ligera, flotante, la de un hombre que confiaba en sus piernas más que en sus brazos. Un especialista en Taekwondo.
Desde el borde del círculo, Christopher, su entrenador, escupió el cigarro al suelo y pisó la colilla con desgana.
—Mantén la distancia, chaval. Es un pateador, no dejes que te encierre en su ritmo. Usa tu jab y hazlo perseguirte.
Takeru asintió sin apartar la vista de su rival.
Un hombre trajeado levantó la mano y la bajó de golpe.
**¡DING!**
El combate comenzó.
Harold se movió primero, desplazándose con agilidad. Su pierna derecha se alzó como un látigo.
**¡WHAM!**
Takeru apenas logró retroceder a tiempo, sintiendo el viento de la patada rozarle la barbilla. Respondió con un rápido **jab** directo al rostro, pero Harold inclinó la cabeza y giró en el aire.
**¡BAM!**
Una patada descendente cortó el aire donde Takeru había estado un segundo antes. El japonés se deslizó hacia atrás, manteniendo la distancia.
**"No voy a jugar a su ritmo."**
Takeru bailó sobre la punta de sus pies, lanzando jabs constantes. Harold intentó cerrarle el paso, pero cada vez que avanzaba, recibía un golpe en la nariz o en la sien.
**¡BAM! ¡BAM!**
El canadiense gruñó y giró con un **spinning heel kick**.
**¡WHAM!**
Takeru se inclinó hacia atrás, esquivando la patada por centímetros. La multitud rugió.
Pero Harold no dejó que se escapara.
Apretó los dientes y cargó hacia adelante, lanzando una patada lateral que impactó de lleno en el costado de Takeru.
**¡THUD!**
El dolor explotó en su torso. Takeru trastabilló, pero se forzó a girar y lanzar un **directo al hígado**.
**¡BAM!**
Harold gruñó y se dobló un poco, pero aún tenía fuerzas. Con un grito, levantó la pierna y la bajó como un martillo.
—¡AXE KICK!
**¡WHAM!**
La patada descendente le golpeó el hombro, haciéndolo tambalearse.
Takeru escupió saliva. Le ardía todo el cuerpo. Harold sonrió.
—No eres nada mal—dijo con burla—. Pero eres un boxeador, no puedes ganarme en un combate sin reglas.
Takeru jadeó, limpiándose el sudor de la frente. Luego, alzó la guardia de nuevo.
—Dilo cuando aún puedas hablar.
Harold frunció el ceño y cargó de nuevo, girando con una patada giratoria.
Takeru sonrió.
**"Te tengo."**
En el momento exacto en que la pierna de Harold pasó frente a él, Takeru dio un paso lateral y golpeó con toda su fuerza.
**¡BAM!**
Un **cross** de derecha le impactó directamente en la mandíbula.
**¡CRACK!**
El canadiense se tambaleó. Sus piernas fallaron. Su cuerpo cayó de espaldas como un árbol derribado.
Silencio.
Luego, la multitud explotó en vítores y apuestas cerrándose de golpe.
Takeru jadeó, con el puño aún en el aire. Apenas podía mantenerse de pie.
Christopher chasqueó la lengua y encendió otro cigarro.
—No fue bonito, pero lo lograste. Bienvenido al Torneo Kengan.
### **Prueba de Fuego**
El viejo almacén industrial tenía un aire denso, cargado con el aroma de óxido, aceite y sudor. Estanterías metálicas cubiertas de polvo rodeaban la zona de combate, formando un círculo improvisado donde los empresarios y mafiosos observaban con atención. Algunos fumaban puros caros, otros bebían whisky en vasos de cristal mientras apostaban cifras obscenas por el resultado del combate.
Takeru respiró hondo. Sus puños envueltos en vendas se cerraron con fuerza. No había árbitros, no había reglas. Solo victoria o aniquilación.
Su oponente, Harold Smith, un canadiense alto y fibroso, vestía un dobok negro con detalles dorados. Su postura era ligera, flotante, la de un hombre que confiaba en sus piernas más que en sus brazos. Un especialista en Taekwondo.
Desde el borde del círculo, Christopher, su entrenador, escupió el cigarro al suelo y pisó la colilla con desgana.
—Mantén la distancia, chaval. Es un pateador, no dejes que te encierre en su ritmo. Usa tu jab y hazlo perseguirte.
Takeru asintió sin apartar la vista de su rival.
Un hombre trajeado levantó la mano y la bajó de golpe.
**¡DING!**
El combate comenzó.
Harold se movió primero, desplazándose con agilidad. Su pierna derecha se alzó como un látigo.
**¡WHAM!**
Takeru apenas logró retroceder a tiempo, sintiendo el viento de la patada rozarle la barbilla. Respondió con un rápido **jab** directo al rostro, pero Harold inclinó la cabeza y giró en el aire.
**¡BAM!**
Una patada descendente cortó el aire donde Takeru había estado un segundo antes. El japonés se deslizó hacia atrás, manteniendo la distancia.
**"No voy a jugar a su ritmo."**
Takeru bailó sobre la punta de sus pies, lanzando jabs constantes. Harold intentó cerrarle el paso, pero cada vez que avanzaba, recibía un golpe en la nariz o en la sien.
**¡BAM! ¡BAM!**
El canadiense gruñó y giró con un **spinning heel kick**.
**¡WHAM!**
Takeru se inclinó hacia atrás, esquivando la patada por centímetros. La multitud rugió.
Pero Harold no dejó que se escapara.
Apretó los dientes y cargó hacia adelante, lanzando una patada lateral que impactó de lleno en el costado de Takeru.
**¡THUD!**
El dolor explotó en su torso. Takeru trastabilló, pero se forzó a girar y lanzar un **directo al hígado**.
**¡BAM!**
Harold gruñó y se dobló un poco, pero aún tenía fuerzas. Con un grito, levantó la pierna y la bajó como un martillo.
—¡AXE KICK!
**¡WHAM!**
La patada descendente le golpeó el hombro, haciéndolo tambalearse.
Takeru escupió saliva. Le ardía todo el cuerpo. Harold sonrió.
—No eres nada mal—dijo con burla—. Pero eres un boxeador, no puedes ganarme en un combate sin reglas.
Takeru jadeó, limpiándose el sudor de la frente. Luego, alzó la guardia de nuevo.
—Dilo cuando aún puedas hablar.
Harold frunció el ceño y cargó de nuevo, girando con una patada giratoria.
Takeru sonrió.
**"Te tengo."**
En el momento exacto en que la pierna de Harold pasó frente a él, Takeru dio un paso lateral y golpeó con toda su fuerza.
**¡BAM!**
Un **cross** de derecha le impactó directamente en la mandíbula.
**¡CRACK!**
El canadiense se tambaleó. Sus piernas fallaron. Su cuerpo cayó de espaldas como un árbol derribado.
Silencio.
Luego, la multitud explotó en vítores y apuestas cerrándose de golpe.
Takeru jadeó, con el puño aún en el aire. Apenas podía mantenerse de pie.
Christopher chasqueó la lengua y encendió otro cigarro.
—No fue bonito, pero lo lograste. Bienvenido al Torneo Kengan.
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