*El Camino a la Pelea*

El gimnasio resonaba con el eco de los guantes golpeando los costales, los gritos de los entrenadores y el sonido rítmico de la cuerda al chocar contra el suelo. Takeru, con el torso cubierto de sudor, lanzaba jabs precisos al aire mientras su entrenador lo observaba con atención. Su próximo rival, Huang Chang, era un infighter agresivo, alguien que buscaba acortar la distancia y aplastar con combinaciones de golpes al cuerpo. Pero esta vez, Takeru no se dejaría arrastrar a un duelo en la corta distancia.

"Velocidad, distancia, control," le repetía su entrenador mientras movía los focos de golpeo. "Si te dejas encerrar, estás acabado. Mantente en movimiento, usa tu jab como un látigo."

Durante semanas, su entrenamiento se centró en perfeccionar su estilo Out-Fighter. Aprendió a bailar en el ring con ligereza, a lanzar golpes desde ángulos inesperados y, sobre todo, a no dejarse atrapar. El saco de boxeo era su adversario imaginario, al que golpeaba con rectos precisos y ganchos en retirada. Las sesiones de sparring eran con peleadores que imitaban el estilo de Huang, buscando acorralarlo contra las cuerdas.

Takeru corría al amanecer, sintiendo el viento contra su rostro, entrenando la resistencia de sus piernas para estar siempre un paso adelante. Practicaba contragolpes veloces y mortales, dejando que su rival entrara en su zona de ataque solo para castigarlo con rapidez.

Para cuando llegó el día de la pelea, su cuerpo era puro acero y su mente un filo implacable.

*El Combate: Danza y Dominio*

El estadio vibraba con la energía de los espectadores. Huang Chang subió al ring con la confianza de quien ha destrozado a rivales en la corta distancia. Su mirada reflejaba la certeza de que, una vez dentro de su zona de ataque, Takeru no tendría escapatoria.

Pero Takeru ya estaba un paso adelante.

Desde el primer campanazo, su estrategia quedó clara. Bailaba alrededor de Huang, su jab actuando como una lanza que impedía cualquier acercamiento. Cada vez que el taiwanés intentaba acortar la distancia, Takeru lo castigaba con un recto veloz y se deslizaba fuera de peligro.

Huang lanzó un gancho devastador, pero golpeó aire. Antes de que pudiera reaccionar, Takeru le clavó un uno-dos directo al rostro. La frustración en los ojos de Huang era evidente.

El segundo asalto comenzó con Huang lanzándose con fiereza, buscando atrapar a Takeru en una esquina. Pero el japonés no le dio ni una fracción de segundo. Se desplazó con fluidez, esquivó con un sutil juego de pies y respondió con un cruzado demoledor que sacudió la cabeza de Huang.

Y entonces llegó el golpe decisivo.

En un instante de desesperación, Huang intentó un último avance, pero Takeru ya lo había leído. Lo recibió con un contragolpe fulminante que lo hizo tambalear. Antes de que pudiera recuperarse, un gancho de derecha explotó en su rostro. Huang cayó como un árbol derribado.

El árbitro comenzó la cuenta, pero era inútil. Huang no podía levantarse.

¡Knockout en el segundo asalto!

La arena rugió mientras Takeru alzaba los brazos en señal de victoria. Su estrategia había sido perfecta. No solo había vencido a su oponente, sino que lo había dominado por completo.

Esta victoria no solo era un paso más en su carrera, sino una declaración. Takeru ya no era solo un boxeador talentoso. Ahora era un peleador imparable.
*El Camino a la Pelea* El gimnasio resonaba con el eco de los guantes golpeando los costales, los gritos de los entrenadores y el sonido rítmico de la cuerda al chocar contra el suelo. Takeru, con el torso cubierto de sudor, lanzaba jabs precisos al aire mientras su entrenador lo observaba con atención. Su próximo rival, Huang Chang, era un infighter agresivo, alguien que buscaba acortar la distancia y aplastar con combinaciones de golpes al cuerpo. Pero esta vez, Takeru no se dejaría arrastrar a un duelo en la corta distancia. "Velocidad, distancia, control," le repetía su entrenador mientras movía los focos de golpeo. "Si te dejas encerrar, estás acabado. Mantente en movimiento, usa tu jab como un látigo." Durante semanas, su entrenamiento se centró en perfeccionar su estilo Out-Fighter. Aprendió a bailar en el ring con ligereza, a lanzar golpes desde ángulos inesperados y, sobre todo, a no dejarse atrapar. El saco de boxeo era su adversario imaginario, al que golpeaba con rectos precisos y ganchos en retirada. Las sesiones de sparring eran con peleadores que imitaban el estilo de Huang, buscando acorralarlo contra las cuerdas. Takeru corría al amanecer, sintiendo el viento contra su rostro, entrenando la resistencia de sus piernas para estar siempre un paso adelante. Practicaba contragolpes veloces y mortales, dejando que su rival entrara en su zona de ataque solo para castigarlo con rapidez. Para cuando llegó el día de la pelea, su cuerpo era puro acero y su mente un filo implacable. *El Combate: Danza y Dominio* El estadio vibraba con la energía de los espectadores. Huang Chang subió al ring con la confianza de quien ha destrozado a rivales en la corta distancia. Su mirada reflejaba la certeza de que, una vez dentro de su zona de ataque, Takeru no tendría escapatoria. Pero Takeru ya estaba un paso adelante. Desde el primer campanazo, su estrategia quedó clara. Bailaba alrededor de Huang, su jab actuando como una lanza que impedía cualquier acercamiento. Cada vez que el taiwanés intentaba acortar la distancia, Takeru lo castigaba con un recto veloz y se deslizaba fuera de peligro. Huang lanzó un gancho devastador, pero golpeó aire. Antes de que pudiera reaccionar, Takeru le clavó un uno-dos directo al rostro. La frustración en los ojos de Huang era evidente. El segundo asalto comenzó con Huang lanzándose con fiereza, buscando atrapar a Takeru en una esquina. Pero el japonés no le dio ni una fracción de segundo. Se desplazó con fluidez, esquivó con un sutil juego de pies y respondió con un cruzado demoledor que sacudió la cabeza de Huang. Y entonces llegó el golpe decisivo. En un instante de desesperación, Huang intentó un último avance, pero Takeru ya lo había leído. Lo recibió con un contragolpe fulminante que lo hizo tambalear. Antes de que pudiera recuperarse, un gancho de derecha explotó en su rostro. Huang cayó como un árbol derribado. El árbitro comenzó la cuenta, pero era inútil. Huang no podía levantarse. ¡Knockout en el segundo asalto! La arena rugió mientras Takeru alzaba los brazos en señal de victoria. Su estrategia había sido perfecta. No solo había vencido a su oponente, sino que lo había dominado por completo. Esta victoria no solo era un paso más en su carrera, sino una declaración. Takeru ya no era solo un boxeador talentoso. Ahora era un peleador imparable.
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