Entre la risa y el llanto, miraba todo lo que le habían regalado por una tontería pero, aún con la preocupación latente de Adán por él, simple y sencillamente había comprobado que tenía la razón.
Sólo quien tuviera interés real en él, se tomaría la molestia de conseguir sus absurdas peticiones, cosa que no le sorprendió de su sobrinito o hermano, por el cariño que le demostraban, pero le dejaba claro que, como pareja o para una noche siquiera, no era realmente deseado ni lo valía.
—Te lo dije...
Musitó al aire, pues no estaba ahí el primer hombre, volviendo a la carcajada a la par que las lágrimas iban cayendo.
Sólo quien tuviera interés real en él, se tomaría la molestia de conseguir sus absurdas peticiones, cosa que no le sorprendió de su sobrinito o hermano, por el cariño que le demostraban, pero le dejaba claro que, como pareja o para una noche siquiera, no era realmente deseado ni lo valía.
—Te lo dije...
Musitó al aire, pues no estaba ahí el primer hombre, volviendo a la carcajada a la par que las lágrimas iban cayendo.
Entre la risa y el llanto, miraba todo lo que le habían regalado por una tontería pero, aún con la preocupación latente de Adán por él, simple y sencillamente había comprobado que tenía la razón.
Sólo quien tuviera interés real en él, se tomaría la molestia de conseguir sus absurdas peticiones, cosa que no le sorprendió de su sobrinito o hermano, por el cariño que le demostraban, pero le dejaba claro que, como pareja o para una noche siquiera, no era realmente deseado ni lo valía.
—Te lo dije...
Musitó al aire, pues no estaba ahí el primer hombre, volviendo a la carcajada a la par que las lágrimas iban cayendo.
