|| °° Ojo, antes de que me funen el rol es +18, palabras altisonantes.



—Es... es como... si tu mirar deseara fulminarme.

No era la primera vez que aquel brabucón lo atacará al salir del trabajo, si tanto lo detestaba ¿por qué lo seguía?, ¿Por qué le chiflaba como albañil al verlo pasar?.

Trató de caminar lo más rápido posible, pero ellos eran tres, ahora los vecinos no serían la protección que necesitaba, Ottom era tan tímido e introvertido, su garganta no pudo gritar del miedo, los pasos ajenos seguían el mismo trote que los de él.

—¡No!, ¡Déjenmeee!.

Un grito en agonía de parte del rubio, lo empujaron contra la pared, los comentarios "Te crees mucho, sucio maricón", "Nenita", "Yo te voy a componer". Lo llenaron de miedo, mientras era tomado de los brazos por dos de ellos, arrastrándolo al callejón.

— No, no.

Las suplicas del femboy, parecieran causarles risa, gozaban con el miedo y sufrimiento. — ¡Ya cállate niñita!.- La primera bofetada le abrió el labio, provocando que el fluido rojo callera a la polera clara. — Eso querías, ¿NO?, te voy a enseñar a ser hombrecito.

Ottom entrecerró los ojos, el ajeno se estaba desabrochando los pantalones, los otros dos solo seguían riéndose como locos, tal vez, ahora si lograrían su objetivo, aquel que semanas antes los vecinos lograron evitar.
|| °° Ojo, antes de que me funen el rol es +18, palabras altisonantes. —Es... es como... si tu mirar deseara fulminarme. No era la primera vez que aquel brabucón lo atacará al salir del trabajo, si tanto lo detestaba ¿por qué lo seguía?, ¿Por qué le chiflaba como albañil al verlo pasar?. Trató de caminar lo más rápido posible, pero ellos eran tres, ahora los vecinos no serían la protección que necesitaba, Ottom era tan tímido e introvertido, su garganta no pudo gritar del miedo, los pasos ajenos seguían el mismo trote que los de él. —¡No!, ¡Déjenmeee!. Un grito en agonía de parte del rubio, lo empujaron contra la pared, los comentarios "Te crees mucho, sucio maricón", "Nenita", "Yo te voy a componer". Lo llenaron de miedo, mientras era tomado de los brazos por dos de ellos, arrastrándolo al callejón. — No, no. Las suplicas del femboy, parecieran causarles risa, gozaban con el miedo y sufrimiento. — ¡Ya cállate niñita!.- La primera bofetada le abrió el labio, provocando que el fluido rojo callera a la polera clara. — Eso querías, ¿NO?, te voy a enseñar a ser hombrecito. Ottom entrecerró los ojos, el ajeno se estaba desabrochando los pantalones, los otros dos solo seguían riéndose como locos, tal vez, ahora si lograrían su objetivo, aquel que semanas antes los vecinos lograron evitar.
Me encocora
Me shockea
2
5 turnos 0 maullidos 446 vistas
Patrocinados
Patrocinados