El ruido de las aves y el brillo detrás de las cortinas le avisaron que se habia hecho de mañana otra vez.

De nuevo, pasó en vela toda la noche escribiendo, y es que cuando una nueva idea atrapaba su cabeza, como un enfermo, no comia, no hablaba y no dormía hasta verla plasmada.
El ruido de las aves y el brillo detrás de las cortinas le avisaron que se habia hecho de mañana otra vez. De nuevo, pasó en vela toda la noche escribiendo, y es que cuando una nueva idea atrapaba su cabeza, como un enfermo, no comia, no hablaba y no dormía hasta verla plasmada.
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