« El amor es paciente, es bondadoso; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se envanece. »

Mentira. Desde su perspectiva, todo eso era una vil mentira. La paciencia existía, pero lentamente era consumida por las ansias, por las inseguridades y las especulaciones. ¿Por qué últimamente el chico con el que estaba saliendo, donde su amor era correspondido, pasaba más tiempo mirando el teléfono que a él? Sí, era necesario usar el teléfono para comunicarse de alguna forma porque Nikolay no podía hablar, pero eso no lo limitaba a él. Ivan podía utilizar perfectamente frases y palabras completas para comunicarse, no necesitaba de mover las manos ni de usar aparatos electrónicos para responder. Entonces, ¿por qué últimamente se sonreía con tanta confidencia cuando veía el teléfono? Quizá porque se acordaba de algo, porque veía un video o imagen chistosa, pero nunca le mostraba ese algo que le hacía sonreír. ¿Qué más podía pensar?

Lev nunca le había cuestionado nada, ambos tenían sus caracteres que eran algo... Pesados. Lo sabía bien, Ivan era tan similar a él en algunas cosas, que era fácilmente llegar a desacuerdos, pero si algo odiaba eran las mentiras. Últimamente siempre se sacaba una excusa estúpida de la manga para cancelar sus planes, sus citas y postergar la posibilidad de verse por unos cuantos días más o hasta semanas. Cuando le caía de visita en el departamento, terminaba furioso con Lev y le echaba. Todo apuntaba a que existía algo extraño en el medio. O alguien. Y la suposición comenzó a germinar en su cabeza cuando encontró, en la habitación de Ivan, un paquete de cigarrillos. Ivan no fumaba y él mucho menos, ¿por qué de pronto comenzaban a aparecer cosas en el medio? Era más fácil decir que estaba cansado de su relación en lugar de jugar a las mentiras, porque prefería decir que eran de un amigo antes de confesar que tenía un amante o dos o los que fuesen.

Siempre pensaba en ello, en esa posibilidad y las cosas que podían estar haciendo a sus espaldas. Vaya que no debían tener ni un poquito de corazón para jugar a las espaldas de un discapacitado como él. Sabía que su relación era algo seria, con altibajos donde a veces parecía que solo era diversión lo que existía entre los dos pero, aunque así fuera, ¿por qué no le decía en la cara las cosas que hacía? No, prefería mantenerlo en secreto como si fuese prohibido tocarlo. Y para Lev, que anhelaba ser devoto, no le gustaba que tocaran las cosas que fuesen suyas, no importaba que no fuese dueño de Ivan, pero no era justo que estuviesen rompiendo sus acuerdos de exclusividad por mera diversión.

« Debes olvidarte de los demás. Solo me necesitas a mí, solo puedes ser mío, no de nadie más. Así que espero no intentes burlarte de mí. » Aquel pensamiento rondó la mente de Nikolay mientras que seguía observando a su pareja en secreto, analizando sus rasgos y observando como presionaba los dedos sobre la pantalla para escribir quién sabe qué cosas. Al menos,así fue, hasta que soltó el teléfono y sus miradas se encontraron. Ambos se sonrieron, cómplices, como si fuesen inocentes de pensar egoístamente sobre su relación. Un te amo salió de sus labios y Lev se derritió, pero el fuego de sus celos siguió avivandose cuando notó que volvía al teléfono. ¿Qué debía cambiar para lograr ser el único en su mundo?
« El amor es paciente, es bondadoso; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se envanece. » Mentira. Desde su perspectiva, todo eso era una vil mentira. La paciencia existía, pero lentamente era consumida por las ansias, por las inseguridades y las especulaciones. ¿Por qué últimamente el chico con el que estaba saliendo, donde su amor era correspondido, pasaba más tiempo mirando el teléfono que a él? Sí, era necesario usar el teléfono para comunicarse de alguna forma porque Nikolay no podía hablar, pero eso no lo limitaba a él. Ivan podía utilizar perfectamente frases y palabras completas para comunicarse, no necesitaba de mover las manos ni de usar aparatos electrónicos para responder. Entonces, ¿por qué últimamente se sonreía con tanta confidencia cuando veía el teléfono? Quizá porque se acordaba de algo, porque veía un video o imagen chistosa, pero nunca le mostraba ese algo que le hacía sonreír. ¿Qué más podía pensar? Lev nunca le había cuestionado nada, ambos tenían sus caracteres que eran algo... Pesados. Lo sabía bien, Ivan era tan similar a él en algunas cosas, que era fácilmente llegar a desacuerdos, pero si algo odiaba eran las mentiras. Últimamente siempre se sacaba una excusa estúpida de la manga para cancelar sus planes, sus citas y postergar la posibilidad de verse por unos cuantos días más o hasta semanas. Cuando le caía de visita en el departamento, terminaba furioso con Lev y le echaba. Todo apuntaba a que existía algo extraño en el medio. O alguien. Y la suposición comenzó a germinar en su cabeza cuando encontró, en la habitación de Ivan, un paquete de cigarrillos. Ivan no fumaba y él mucho menos, ¿por qué de pronto comenzaban a aparecer cosas en el medio? Era más fácil decir que estaba cansado de su relación en lugar de jugar a las mentiras, porque prefería decir que eran de un amigo antes de confesar que tenía un amante o dos o los que fuesen. Siempre pensaba en ello, en esa posibilidad y las cosas que podían estar haciendo a sus espaldas. Vaya que no debían tener ni un poquito de corazón para jugar a las espaldas de un discapacitado como él. Sabía que su relación era algo seria, con altibajos donde a veces parecía que solo era diversión lo que existía entre los dos pero, aunque así fuera, ¿por qué no le decía en la cara las cosas que hacía? No, prefería mantenerlo en secreto como si fuese prohibido tocarlo. Y para Lev, que anhelaba ser devoto, no le gustaba que tocaran las cosas que fuesen suyas, no importaba que no fuese dueño de Ivan, pero no era justo que estuviesen rompiendo sus acuerdos de exclusividad por mera diversión. « Debes olvidarte de los demás. Solo me necesitas a mí, solo puedes ser mío, no de nadie más. Así que espero no intentes burlarte de mí. » Aquel pensamiento rondó la mente de Nikolay mientras que seguía observando a su pareja en secreto, analizando sus rasgos y observando como presionaba los dedos sobre la pantalla para escribir quién sabe qué cosas. Al menos,así fue, hasta que soltó el teléfono y sus miradas se encontraron. Ambos se sonrieron, cómplices, como si fuesen inocentes de pensar egoístamente sobre su relación. Un te amo salió de sus labios y Lev se derritió, pero el fuego de sus celos siguió avivandose cuando notó que volvía al teléfono. ¿Qué debía cambiar para lograr ser el único en su mundo?
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