Era un día tranquilo, los rayos de sol golpeaban las ventanas del lugar, lo que provocaba que en la taberna "roca de guía" se divisara un pelirrojo que estaba limpiando los vasos por si algún alma se acercaba a comer. Su ayudante, un pelinegro de nombre Bast, yacía en la barra fingiendo ser un cliente.

—Bast, parece que será un día normal, sin mucho que hacer.— Exclamé, al mismo tiempo en el que dejaba el vaso en la barra viendo hacia la puerta que esta no se abriría. El silencio bastó para confirmar mis sospechas.
Era un día tranquilo, los rayos de sol golpeaban las ventanas del lugar, lo que provocaba que en la taberna "roca de guía" se divisara un pelirrojo que estaba limpiando los vasos por si algún alma se acercaba a comer. Su ayudante, un pelinegro de nombre Bast, yacía en la barra fingiendo ser un cliente. —Bast, parece que será un día normal, sin mucho que hacer.— Exclamé, al mismo tiempo en el que dejaba el vaso en la barra viendo hacia la puerta que esta no se abriría. El silencio bastó para confirmar mis sospechas.
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