[Kecil_VonTod_93]

Un milagro.

Había salido a cazar aunque fuera alimentarse de un ciervo o de algún monstruo, pero para cuando volvió a su casa la puerta estaba habiata, era invierno y siendo quien era él no necesitaba del calor, pero dentro de su hogar improvisado había un aroma, huellas frescas.

Su padre había cumplido una de sus promesas, pero verle ahí fue una descarga a su corazón.

— ¡Mis reinas!

Se presioito dentro de la pequeña taberna que era los pisos inferiores, ella estaba ahí su padre los había mandado al mismo plano, las joyas azules de sus ojos derramaron sangre, solo así podía llorar.

— espera ocupamos un fuego, ¡mantas!, "mantas si" traeré mantas esperen...

Estaba tan alterado su amada tenía un cuerpo mortal pero olvidaba esos grandes detalles de sus amadas, arrancó las cortinas de las ventanas, las envolvió, se levantó de nuevo tomando una lámpara de aceite arrojándola a la chimenea, el fuego ardió con fuerza, corrió cerrando la puerta en un sonido sordo, corrió de regreso.

Listo vengan, vengan aquí había manchas de sangre por el piso, su rostro rojo, abrazo él bulto que ahora eran por las cortinas, la miro. La sangre no paraba de caer por sus ojos.

— creo lo peor…
[Kecil_VonTod_93] Un milagro. Había salido a cazar aunque fuera alimentarse de un ciervo o de algún monstruo, pero para cuando volvió a su casa la puerta estaba habiata, era invierno y siendo quien era él no necesitaba del calor, pero dentro de su hogar improvisado había un aroma, huellas frescas. Su padre había cumplido una de sus promesas, pero verle ahí fue una descarga a su corazón. — ¡Mis reinas! Se presioito dentro de la pequeña taberna que era los pisos inferiores, ella estaba ahí su padre los había mandado al mismo plano, las joyas azules de sus ojos derramaron sangre, solo así podía llorar. — espera ocupamos un fuego, ¡mantas!, "mantas si" traeré mantas esperen... Estaba tan alterado su amada tenía un cuerpo mortal pero olvidaba esos grandes detalles de sus amadas, arrancó las cortinas de las ventanas, las envolvió, se levantó de nuevo tomando una lámpara de aceite arrojándola a la chimenea, el fuego ardió con fuerza, corrió cerrando la puerta en un sonido sordo, corrió de regreso. Listo vengan, vengan aquí había manchas de sangre por el piso, su rostro rojo, abrazo él bulto que ahora eran por las cortinas, la miro. La sangre no paraba de caer por sus ojos. — creo lo peor…
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