╭┈ ✶
│ ; Cʜᴀᴏᴛɪᴄ ᴛᴇᴀᴍ.
│ ┆ ; ❝Lɪғᴇ ɪs ᴄʜᴀᴏs, ᴀɴᴅ ᴡᴇ ᴀʀᴇ ᴊᴜsᴛ ᴛʜᴇ ᴅᴀɴᴄᴇʀs.❞
│ ┆ ; #JJK
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Fushiguro siempre había sido tranquilo, meticuloso y distante, pero de alguna manera se encontró constantemente envuelto o siendo arrastrado a situaciones que amenazaban o lograban terminar con la calma. Especialmente después de que Itadori y Nobara se unieron al equipo.
Un día cualquiera, mientras el grupo se dirigía hacía el lugar en el que debían llevar a cabo una misión, Megumi no pudo evitar reflexionar sobre cómo había cambiado todo desde que esos dos llegaron a su vida. Yuji estaba sentado a su izquierda, desbordando energía como siempre, hablando sin parar de esa extraña película que capturaba toda su atención, al mismo tiempo que insistía en que deberían ir juntos durante su próximo descanso a verla al cine antes de que fuese sacada de la cartelera.
Mientras tanto, Nobara, que se encontraba sentada a la derecha del usuario de las diez sombras, discutía enérgicamente con Itadori, señalando y afirmando que aquello sería una pérdida de tiempo. Su idea de un día de compras era mucho mejor, de ese modo utilizarían el día libre en algo más productivo y ella tendría a alguien que pudiese ayudarle a cargar sus bolsas.
No era nada realmente fuera de lo común, ese tipo de peleas surgía incluso cuando se trataba de elegir el lugar en el que comerían o el tipo de comida. Para Fushiguro solo era un desacuerdo bastante trivial sobre cómo maximizar y aprovechar el tiempo libre con el que contaban y claro, como era de esperarse, sus compañeros de equipo expresaban su descontento ante la idea del otro con la misma intensidad con la que discutían sobre cualquier otra cosa.
Megumi, sin querer o poder evitarlo, estaba atrapado en medio de aquella batalla, observando su celular en completo silencio con una expresión seria, sin tener la más mínima intención de involucrarse, pero uno de los recurrentes comentarios ridículos de Yuji, más el hecho de que literalmente le estaban aplastando, le hizo reaccionar. No iba a dejar pasar la oportunidad para decir un par de cosas.
—Nunca pensé que mi vida se transformaría de este modo. Antes, las misiones eran simples, la dinámica y el objetivo claros. Yo hacía mi trabajo y todo terminaba rápido y sin incidentes inesperados que reportar o añadir a los informes. — Fushiguro frunció ligeramente el ceño y se recargó contra el respaldo del asiento. — Ahora, todo se ha vuelto un caos. — Hizo una pequeña pausa mientras daba una rápida mirada a sus compañeros antes de continuar.
—Desde que llegaron, todo se ha convertido en un desfile de desastres y lo peor de todo, es que, aunque lo intento no puedo evitar que ustedes a veces me hagan sonreír con sus estupideces… Desafortunadamente, cada vez que lo hago, siento que pierdo un poco de mi dignidad. — El joven hechicero dejó escapar un suspiro de resignación mientras volvía a centrar su mirada en la pantalla de su dispositivo móvil.
En ocasiones pensaba que las cosas antes de que Yuji y Nobara llegasen, eran mucho más sencillas.
Quizás solo le faltaba algo de tiempo para acostumbrarse a este extraño, ruidoso y completamente impredecible equipo. Sin embargo, lo que sí tenía claro, era que, aunque sus días se volvían cada vez más complejos, no podía imaginarse la vida dentro de la escuela de hechicería sin ellos.
—Supongo que no todo es tan malo. — murmuró para sí mismo sabiendo que no importaba lo que dijese, seguiría atrapado en ese torbellino de caos, incertidumbre y risas ocasionales.
つづく
│ ; Cʜᴀᴏᴛɪᴄ ᴛᴇᴀᴍ.
│ ┆ ; ❝Lɪғᴇ ɪs ᴄʜᴀᴏs, ᴀɴᴅ ᴡᴇ ᴀʀᴇ ᴊᴜsᴛ ᴛʜᴇ ᴅᴀɴᴄᴇʀs.❞
│ ┆ ; #JJK
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Fushiguro siempre había sido tranquilo, meticuloso y distante, pero de alguna manera se encontró constantemente envuelto o siendo arrastrado a situaciones que amenazaban o lograban terminar con la calma. Especialmente después de que Itadori y Nobara se unieron al equipo.
Un día cualquiera, mientras el grupo se dirigía hacía el lugar en el que debían llevar a cabo una misión, Megumi no pudo evitar reflexionar sobre cómo había cambiado todo desde que esos dos llegaron a su vida. Yuji estaba sentado a su izquierda, desbordando energía como siempre, hablando sin parar de esa extraña película que capturaba toda su atención, al mismo tiempo que insistía en que deberían ir juntos durante su próximo descanso a verla al cine antes de que fuese sacada de la cartelera.
Mientras tanto, Nobara, que se encontraba sentada a la derecha del usuario de las diez sombras, discutía enérgicamente con Itadori, señalando y afirmando que aquello sería una pérdida de tiempo. Su idea de un día de compras era mucho mejor, de ese modo utilizarían el día libre en algo más productivo y ella tendría a alguien que pudiese ayudarle a cargar sus bolsas.
No era nada realmente fuera de lo común, ese tipo de peleas surgía incluso cuando se trataba de elegir el lugar en el que comerían o el tipo de comida. Para Fushiguro solo era un desacuerdo bastante trivial sobre cómo maximizar y aprovechar el tiempo libre con el que contaban y claro, como era de esperarse, sus compañeros de equipo expresaban su descontento ante la idea del otro con la misma intensidad con la que discutían sobre cualquier otra cosa.
Megumi, sin querer o poder evitarlo, estaba atrapado en medio de aquella batalla, observando su celular en completo silencio con una expresión seria, sin tener la más mínima intención de involucrarse, pero uno de los recurrentes comentarios ridículos de Yuji, más el hecho de que literalmente le estaban aplastando, le hizo reaccionar. No iba a dejar pasar la oportunidad para decir un par de cosas.
—Nunca pensé que mi vida se transformaría de este modo. Antes, las misiones eran simples, la dinámica y el objetivo claros. Yo hacía mi trabajo y todo terminaba rápido y sin incidentes inesperados que reportar o añadir a los informes. — Fushiguro frunció ligeramente el ceño y se recargó contra el respaldo del asiento. — Ahora, todo se ha vuelto un caos. — Hizo una pequeña pausa mientras daba una rápida mirada a sus compañeros antes de continuar.
—Desde que llegaron, todo se ha convertido en un desfile de desastres y lo peor de todo, es que, aunque lo intento no puedo evitar que ustedes a veces me hagan sonreír con sus estupideces… Desafortunadamente, cada vez que lo hago, siento que pierdo un poco de mi dignidad. — El joven hechicero dejó escapar un suspiro de resignación mientras volvía a centrar su mirada en la pantalla de su dispositivo móvil.
En ocasiones pensaba que las cosas antes de que Yuji y Nobara llegasen, eran mucho más sencillas.
Quizás solo le faltaba algo de tiempo para acostumbrarse a este extraño, ruidoso y completamente impredecible equipo. Sin embargo, lo que sí tenía claro, era que, aunque sus días se volvían cada vez más complejos, no podía imaginarse la vida dentro de la escuela de hechicería sin ellos.
—Supongo que no todo es tan malo. — murmuró para sí mismo sabiendo que no importaba lo que dijese, seguiría atrapado en ese torbellino de caos, incertidumbre y risas ocasionales.
つづく
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Fushiguro siempre había sido tranquilo, meticuloso y distante, pero de alguna manera se encontró constantemente envuelto o siendo arrastrado a situaciones que amenazaban o lograban terminar con la calma. Especialmente después de que Itadori y Nobara se unieron al equipo.
Un día cualquiera, mientras el grupo se dirigía hacía el lugar en el que debían llevar a cabo una misión, Megumi no pudo evitar reflexionar sobre cómo había cambiado todo desde que esos dos llegaron a su vida. Yuji estaba sentado a su izquierda, desbordando energía como siempre, hablando sin parar de esa extraña película que capturaba toda su atención, al mismo tiempo que insistía en que deberían ir juntos durante su próximo descanso a verla al cine antes de que fuese sacada de la cartelera.
Mientras tanto, Nobara, que se encontraba sentada a la derecha del usuario de las diez sombras, discutía enérgicamente con Itadori, señalando y afirmando que aquello sería una pérdida de tiempo. Su idea de un día de compras era mucho mejor, de ese modo utilizarían el día libre en algo más productivo y ella tendría a alguien que pudiese ayudarle a cargar sus bolsas.
No era nada realmente fuera de lo común, ese tipo de peleas surgía incluso cuando se trataba de elegir el lugar en el que comerían o el tipo de comida. Para Fushiguro solo era un desacuerdo bastante trivial sobre cómo maximizar y aprovechar el tiempo libre con el que contaban y claro, como era de esperarse, sus compañeros de equipo expresaban su descontento ante la idea del otro con la misma intensidad con la que discutían sobre cualquier otra cosa.
Megumi, sin querer o poder evitarlo, estaba atrapado en medio de aquella batalla, observando su celular en completo silencio con una expresión seria, sin tener la más mínima intención de involucrarse, pero uno de los recurrentes comentarios ridículos de Yuji, más el hecho de que literalmente le estaban aplastando, le hizo reaccionar. No iba a dejar pasar la oportunidad para decir un par de cosas.
—Nunca pensé que mi vida se transformaría de este modo. Antes, las misiones eran simples, la dinámica y el objetivo claros. Yo hacía mi trabajo y todo terminaba rápido y sin incidentes inesperados que reportar o añadir a los informes. — Fushiguro frunció ligeramente el ceño y se recargó contra el respaldo del asiento. — Ahora, todo se ha vuelto un caos. — Hizo una pequeña pausa mientras daba una rápida mirada a sus compañeros antes de continuar.
—Desde que llegaron, todo se ha convertido en un desfile de desastres y lo peor de todo, es que, aunque lo intento no puedo evitar que ustedes a veces me hagan sonreír con sus estupideces… Desafortunadamente, cada vez que lo hago, siento que pierdo un poco de mi dignidad. — El joven hechicero dejó escapar un suspiro de resignación mientras volvía a centrar su mirada en la pantalla de su dispositivo móvil.
En ocasiones pensaba que las cosas antes de que Yuji y Nobara llegasen, eran mucho más sencillas.
Quizás solo le faltaba algo de tiempo para acostumbrarse a este extraño, ruidoso y completamente impredecible equipo. Sin embargo, lo que sí tenía claro, era que, aunque sus días se volvían cada vez más complejos, no podía imaginarse la vida dentro de la escuela de hechicería sin ellos.
—Supongo que no todo es tan malo. — murmuró para sí mismo sabiendo que no importaba lo que dijese, seguiría atrapado en ese torbellino de caos, incertidumbre y risas ocasionales.
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