𓊆 W/𝒜𝓇𝒸𝒽𝒾𝒷𝒶𝓁𝒹 ℛ𝒶𝓰𝓃𝒶𝓀𝒾 𓊇

Una guerra silenciosa se libraba en esa habitación. Ambas miradas, firmes y desafiantes, se clavaban como lanzas envenenadas, listas para arrebatar la razón del otro. Ninguno retrocedía. Dos puntos de vista tan opuestos que cualquier acuerdo parecía imposible. El aire se volvía más denso con cada segundo, pesado como si pudiera cortarse con la suavidad de una pluma.

El creía que su inexperiencia y aparente inocencia la harían retroceder, bajar la mirada y otorgarle el respeto que él consideraba merecer por ser el gobernante de aquellas tierras. Pero ella no podía aceptar que él hubiese jugado con su vida como si se tratara de una simple pieza de laboratorio. Estaba convencida de que las decisiones erradas del Barón la habían puesto al borde de la muerte. Él, por su parte, defendía su derecho a proteger su reino y a su gente después del caos que el descontrol de Melina había desatado, cobrando la vida de dos inocentes.

Batallaban, palabra a palabra, mirada a mirada, buscando arrancar una disculpa del otro. Ninguno cedía, sin importar cuántas horas les costara.

Resolución: no hubo. Se apuñalaron con miradas afiladas, se hirieron con palabras punzantes. Y al final, ambos se retiraron, malheridos y agotados, sin obtener la victoria.
𓊆 W/[Baron.01] 𓊇 Una guerra silenciosa se libraba en esa habitación. Ambas miradas, firmes y desafiantes, se clavaban como lanzas envenenadas, listas para arrebatar la razón del otro. Ninguno retrocedía. Dos puntos de vista tan opuestos que cualquier acuerdo parecía imposible. El aire se volvía más denso con cada segundo, pesado como si pudiera cortarse con la suavidad de una pluma. El creía que su inexperiencia y aparente inocencia la harían retroceder, bajar la mirada y otorgarle el respeto que él consideraba merecer por ser el gobernante de aquellas tierras. Pero ella no podía aceptar que él hubiese jugado con su vida como si se tratara de una simple pieza de laboratorio. Estaba convencida de que las decisiones erradas del Barón la habían puesto al borde de la muerte. Él, por su parte, defendía su derecho a proteger su reino y a su gente después del caos que el descontrol de Melina había desatado, cobrando la vida de dos inocentes. Batallaban, palabra a palabra, mirada a mirada, buscando arrancar una disculpa del otro. Ninguno cedía, sin importar cuántas horas les costara. Resolución: no hubo. Se apuñalaron con miradas afiladas, se hirieron con palabras punzantes. Y al final, ambos se retiraron, malheridos y agotados, sin obtener la victoria.
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