Bajo el cielo de Asís
El viento fresco de la tarde movía suavemente su velo mientras Chiara se apoyaba en la baranda de piedra del mirador. Desde allí, la ciudad de Asís se extendía como un tapiz antiguo, con sus tejados rojizos y sus calles estrechas serpenteando entre colinas doradas por la luz del sol poniente.
Respiró hondo. El aroma del olivo y la lavanda flotaba en el aire, mezclándose con el incienso que aún parecía emanar de la Basílica de San Francisco, a lo lejos.
Por un momento, cerró los ojos. En el silencio, solo quedaban ella, el viento y la voz de su propia alma.
Respiró hondo. El aroma del olivo y la lavanda flotaba en el aire, mezclándose con el incienso que aún parecía emanar de la Basílica de San Francisco, a lo lejos.
Por un momento, cerró los ojos. En el silencio, solo quedaban ella, el viento y la voz de su propia alma.
El viento fresco de la tarde movía suavemente su velo mientras Chiara se apoyaba en la baranda de piedra del mirador. Desde allí, la ciudad de Asís se extendía como un tapiz antiguo, con sus tejados rojizos y sus calles estrechas serpenteando entre colinas doradas por la luz del sol poniente.
Respiró hondo. El aroma del olivo y la lavanda flotaba en el aire, mezclándose con el incienso que aún parecía emanar de la Basílica de San Francisco, a lo lejos.
Por un momento, cerró los ojos. En el silencio, solo quedaban ella, el viento y la voz de su propia alma.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

