#FreeRol
El metro se sacude con un ritmo monótono, sus luces parpadean como si estuvieran cansadas. Ivory está de pie, apoyado contra una de las puertas, con la bufanda envolviendo su cuello y las orejas de conejo ocultas bajo el abrigo. El vagón está vacío. Tan lineal. Tan gris.
Con un suspiro, cierra los ojos deseando alejarse de esa monotonía que pesa en el aire. Cuando los abre de nuevo, algo en su mirada cambia. Los ojos, que alguna vez fueron de un artista, despiertan. Las luces adquieren un matiz dorado, como si emanaran un suave calor. Los suelos se convierten en espejos líquidos, reflejando un azul profundo que se mueve en ondas, como un río secreto que corre bajo sus pies. Puede sentir la tibieza del agua, la ropa pegándose a su piel.
De pronto, el gris de las paredes se quiebra en matices de púrpura y rosado, trazados como pinceladas. Ivory sonríe, apenas un leve movimiento en la comisura de sus labios, admirando la ilusión que su empatía podría compartir con otros ojos cercanos.
El metro se sacude con un ritmo monótono, sus luces parpadean como si estuvieran cansadas. Ivory está de pie, apoyado contra una de las puertas, con la bufanda envolviendo su cuello y las orejas de conejo ocultas bajo el abrigo. El vagón está vacío. Tan lineal. Tan gris.
Con un suspiro, cierra los ojos deseando alejarse de esa monotonía que pesa en el aire. Cuando los abre de nuevo, algo en su mirada cambia. Los ojos, que alguna vez fueron de un artista, despiertan. Las luces adquieren un matiz dorado, como si emanaran un suave calor. Los suelos se convierten en espejos líquidos, reflejando un azul profundo que se mueve en ondas, como un río secreto que corre bajo sus pies. Puede sentir la tibieza del agua, la ropa pegándose a su piel.
De pronto, el gris de las paredes se quiebra en matices de púrpura y rosado, trazados como pinceladas. Ivory sonríe, apenas un leve movimiento en la comisura de sus labios, admirando la ilusión que su empatía podría compartir con otros ojos cercanos.
#FreeRol
El metro se sacude con un ritmo monótono, sus luces parpadean como si estuvieran cansadas. Ivory está de pie, apoyado contra una de las puertas, con la bufanda envolviendo su cuello y las orejas de conejo ocultas bajo el abrigo. El vagón está vacío. Tan lineal. Tan gris.
Con un suspiro, cierra los ojos deseando alejarse de esa monotonía que pesa en el aire. Cuando los abre de nuevo, algo en su mirada cambia. Los ojos, que alguna vez fueron de un artista, despiertan. Las luces adquieren un matiz dorado, como si emanaran un suave calor. Los suelos se convierten en espejos líquidos, reflejando un azul profundo que se mueve en ondas, como un río secreto que corre bajo sus pies. Puede sentir la tibieza del agua, la ropa pegándose a su piel.
De pronto, el gris de las paredes se quiebra en matices de púrpura y rosado, trazados como pinceladas. Ivory sonríe, apenas un leve movimiento en la comisura de sus labios, admirando la ilusión que su empatía podría compartir con otros ojos cercanos.
