── Los monstruos más aterradores no son los que tienen los dientes y las garras más afiladas. Esos, al menos, muestran lo que son. No. Los verdaderos monstruos son los que logran apagar sus emociones, los que convierten su alma en un vacío insondable. No sienten remordimiento, ni culpa, ni compasión. Actúan con una ambición tan fría que ni siquiera los depredadores pueden imitar. Porque cuando el alma está muerta, el daño que causa no tiene límites… y lo peor es que ni siquiera les importa. A veces... A veces pienso que estoy al borde de convertirme en uno de ellos.
── Los monstruos más aterradores no son los que tienen los dientes y las garras más afiladas. Esos, al menos, muestran lo que son. No. Los verdaderos monstruos son los que logran apagar sus emociones, los que convierten su alma en un vacío insondable. No sienten remordimiento, ni culpa, ni compasión. Actúan con una ambición tan fría que ni siquiera los depredadores pueden imitar. Porque cuando el alma está muerta, el daño que causa no tiene límites… y lo peor es que ni siquiera les importa. A veces... A veces pienso que estoy al borde de convertirme en uno de ellos.