Deja que la luz del crepúsculo
brille a través de las grietas del establo, moviéndose
por los fardos a medida que el sol desciende.

Deja que el grillo comience su canto,
al igual que la mujer pena con su aguja
y su estambre. Deja que la noche venga.

Deja que el rocío se acumule en la azada
sobre la hierba crecida. Deja que salgan las estrellas
y la luna descubra su cuerno de plata.

Deja que el zorro retorne a su guarida.
Deja que el viento amaine. Deja que el cobertizo se oscurezca.
Deja que la noche venga.

A la botella en la zanja, a la pala
en la avena, al aire en el pulmón,
deja que la noche venga.

Deja que venga como sea, y no temas.
Dios no nos deja sin consuelo,
y así, deja que la noche venga.
Deja que la luz del crepúsculo brille a través de las grietas del establo, moviéndose por los fardos a medida que el sol desciende. Deja que el grillo comience su canto, al igual que la mujer pena con su aguja y su estambre. Deja que la noche venga. Deja que el rocío se acumule en la azada sobre la hierba crecida. Deja que salgan las estrellas y la luna descubra su cuerno de plata. Deja que el zorro retorne a su guarida. Deja que el viento amaine. Deja que el cobertizo se oscurezca. Deja que la noche venga. A la botella en la zanja, a la pala en la avena, al aire en el pulmón, deja que la noche venga. Deja que venga como sea, y no temas. Dios no nos deja sin consuelo, y así, deja que la noche venga.
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