Natasha Romanoff caminaba por las calles de Nueva York, disfrutando del sol y del aire fresco. Era un día raro en que no tenía ninguna misión ni compromiso, y había decidido aprovecharlo para explorar la ciudad.


Se detuvo en una cafetería y pidió un café negro. Mientras esperaba, miró a su alrededor y observó a la gente que pasaba por la calle. Era fascinante ver cómo cada persona tenía su propia historia y su propio propósito.


Cuando le entregaron su café, Natasha se sentó en una mesa junto a la ventana y se quedó allí, disfrutando del sabor del café y del movimiento de la ciudad. Se sintió cómoda y relajada, sin la necesidad de estar en constante alerta.


Por un momento, se olvidó de ser una Vengadora y se convirtió en una persona normal, disfrutando de la tranquilidad de la cafetería y de la belleza de la ciudad.
Natasha Romanoff caminaba por las calles de Nueva York, disfrutando del sol y del aire fresco. Era un día raro en que no tenía ninguna misión ni compromiso, y había decidido aprovecharlo para explorar la ciudad. Se detuvo en una cafetería y pidió un café negro. Mientras esperaba, miró a su alrededor y observó a la gente que pasaba por la calle. Era fascinante ver cómo cada persona tenía su propia historia y su propio propósito. Cuando le entregaron su café, Natasha se sentó en una mesa junto a la ventana y se quedó allí, disfrutando del sabor del café y del movimiento de la ciudad. Se sintió cómoda y relajada, sin la necesidad de estar en constante alerta. Por un momento, se olvidó de ser una Vengadora y se convirtió en una persona normal, disfrutando de la tranquilidad de la cafetería y de la belleza de la ciudad.
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